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Artículo de portada

Los derechos de la mujer sostenidos por la ley divina

Del número de marzo de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Traductora de las Naciones Unidas durante casi tres décadas, Nadia Niedzielska trabajó en la ciudad de Nueva York, así como en varios países de Europa y África.

La “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, adoptada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, representó un paso gigantesco en el progreso espiritual de la humanidad. Proclamó por primera vez, a nivel global, los derechos básicos que se aplican a todos. Tal vez la primera línea del preámbulo sea la que mejor resume el propósito de la Declaración. La misma dice en parte:” ...la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.

Luego el Artículo 1 de la Declaración expone: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Y el Artículo 2 dice en parte: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. Estos “derechos y libertades” incluyen derechos civiles y legales (el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad), así como derechos económicos y sociales.

Si bien la Declaración menciona expresamente la “igualdad de derechos de hombres y mujeres”, la comunidad internacional muy pronto reconoció la necesidad de tratar específicamente los derechos de la mujer. Por lo tanto, en diciembre de 1952, las Naciones Unidas adoptaron la “Convención sobre los derechos políticos de la mujer”. Y en diciembre de 1979, la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”. (Véase recuadro.)

Estos instrumentos internacionales proclaman normas que aún distan mucho de ser aplicadas en muchos países. No obstante, se ha reconocido que sería muy deseable que esas normas fueran adoptadas por la mayoría de las naciones del mundo. A partir de diciembre de 1999, 165 de las 188 naciones miembro de la ONU ratificaron la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”.

El pensamiento de la familia de naciones representadas en la ONU, refleja en cierto modo la conciencia de la humanidad. Este pensamiento ha llevado a la creación de varias entidades dentro del sistema de la ONU, incluso la Comisión sobre el Estado de la Mujer, designados específicamente para defender los derechos de la mujer. Ya se han llevado a cabo cuatro Conferencias Mundiales sobre la mujer bajo los auspicios de la ONU.

Mary Baker Eddy y los derechos de la mujer

Poco menos de un siglo antes de la fundación de las Naciones Unidas, Mary Baker Eddy, una pensadora espiritual con visión, planteó en sus escritos el problema de los derechos humanos. Ella apoyaba y estaba consciente del movimiento de los derechos de la mujer que se estaba iniciando en su país, los Estados Unidos de América.

La Sra. Eddy percibió que los derechos humanos tenían su base en la ley divina. En su obra principal, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, al referirse a todos los hijos de Dios, escribió: “Dios ha dotado al hombre con derechos inalienables, entre los cuales se encuentran el gobierno de sí mismo, la razón y la conciencia. El hombre se gobierna a sí mismo debidamente sólo cuando está dirigido correctamente y gobernado por su Hacedor, la Verdad y el Amor divinos” (pág. 106). En otros escritos, habla específicamente de los derechos de la mujer. Ella comprendía que los códigos sociales y legales de su época, no garantizaban igual tratamiento a hombres y mujeres. Y defendió el derecho que tiene la mujer de realizar acuerdos comerciales, tener propiedades y tener la custodia de sus hijos. (Véase Ciencia y Salud, pág. 63).

Los alegatos de la Sra. Eddy por una justicia más amplia se basaban en el descubrimiento que había hecho unos años antes. Ese descubrimiento mostró la naturaleza de Dios y del hombre bajo una nueva luz. Habiendo estudiado la Biblia toda su vida, fue guida a percibir que Dios —el creador de todo— es Espíritu, y un Padre-Madre lleno de amor. También comprendió que las mujeres y los hombres, hechos a imagen y semejanza de Dios, tenían una individualidad espiritual que refleja las cualidades tanto masculinas como femeninas de la divinidad (véase Génesis 1:27). Ciencia y Salud dice: “Padre-Madre es el nombre de la Deidad que indica Su tierna relación con Su creación espiritual” (pág. 332). La nueva comprensión que obtuvo Mary Baker Eddy. estableció una base lógica para la hermandad de los hijos de Dios, así como para la igualdad de mujeres y hombres.

Ciencia y Salud también incluye una referencia específica a los derechos de la mujer. Se encuentra en el Glosario, donde el río Gihón de la Biblia —uno de los cuatro ríos que fluyen desde el alegórico Jardín del Edén— es descrito como “los derechos de la mujer reconocidos moral, civil y socialmente” (pág. 587).

El Glosario también contiene descripciones de los otros tres ríos que fluyen desde el Jardín del Edén. El río Éufrates está caracterizado como “la Ciencia divina, que circunda al universo y al hombre; la idea verdadera de Dios...” (pág. 585). El río Hidekkel como “la Ciencia divina comprendida y reconocida”. (pág. 588). Y el río Pisón es descrito como “el amor a lo bueno y bello, y la inmortalidad de éstos” (pág. 593).

¿No corresponden estas definiciones con los estados de conciencia espiritualizada capaz de hacer que mejoren las condiciones humanas? La Sra. Eddy predice: “Discerniendo el opuesto espiritual de la materialidad, o sea, el camino mediante Cristo, la Verdad, el hombre reabrirá con la llave de la Ciencia divina las puertas del Paraíso, que las creencias humanas han cerrado...” ( Ciencia y Salud, pág. 171). Entonces, ¿no indicaría la definición de “Gihón” que una de las condiciones para alcanzar ese Paraíso es el reconocimiento de los derechos de la mujer?

La Ciencia divina es lo que nuestro Padre-Madre Dios conoce sobre Su creación. Es lo que nuestro verdadero ser, hecho a imagen y semejanza de Dios, conoce eternamente por reflejo. Este ser, por su naturaleza espiritual. está dotado de comprensión espiritual. Los hombres y mujeres, al poder recurrir a esta comprensión espiritual, natural y finalmente, percibirán que son espiritualmente iguales como ideas completas de Dios. Y esa comprensión les permitirá experimentar en mayor medida la justicia, sabiduría y armonía de la creación de Dios. En realidad, esta creación espiritual es la tierra natal que todos, como hijos de Dios, nunca hemos dejado.

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