Hoy se ven mujeres ocupando cargos que antes eran exclusivos para hombres. Hay mujeres en el Senado brasileño y en los gobiernos estatales. Ojalá que algún día tengamos una mujer presidenta. Las mujeres están utilizando su potencial para crear un país más justo, menos sexista, menos racista, y que considere que el ciudadano y su bienestar son el pilar de la nación.
En este momento, la mujer de color está en la parte más baja de la pirámide social en Brasil. Encima de ella se hallan el hombre de color, la mujer blanca, y luego el hombre blanco. Si esperamos tener igualdad entre mujeres y hombres, debemos tener fe. La fortaleza espiritual está al alcance de todo aquel que cree que esa fortaleza es un poder para el combio. Conozco hombres y mujeres que estaban perdidos —desempleados, sin dirección, sin familia— y encontraron aliento en la fortaleza espiritual. Y fueron transformados. Yo soy un testigo viviente de esto. El poder espiritual cambió radicalmente mi vida y me permitió formar parte del gobierno.
Con la lectura de la Biblia he visto que mi habilidad proviene de Dios. Me ha mostrado que las mujeres no fueron creadas para ser sumisas, sino creadas para la gloria de Dios. La Biblia da ejemplos de mujeres que tuvieron un papel importante. Jesús era amigo de las mujeres y sentía mucha ternura por ellas. La Biblia me ha revelado lo que hay en mí: el poder divino, Dios, en acción en mi vida. Cuando enfrento grandes dificultades, hablo con Dios. Invoco la ternura y el amor de Dios, quien es mi compañero, mi esposo y mi amigo fiel.
Tuve una niñez difícil, rodeada de delincuencia y muerte. Supe lo que era ser pobre y de color. Lo que vemos hoy en la vida de los niños de la calle, era lo que ocurría en mi vida. Pero, gracias a Dios, crecí en el seno de una familia que tenía esperanza y afecto. De modo que pude superar las situaciones.
Tengo grandes expectativas por lo que podemos hacer por los jóvenes en los barrios pobres —por los drogadictos y los niños que son forzados a prostituirse. Necesitamos trabajar con una visión muy espiritual para resolver los problemas relacionados con el género, la etnia y el desarrollo económico.
Sin embargo, una mujer que trabaja no puede dejar de ser esposa, madre, abuela, hija y compañera. Yo reconcilio estas actividades a través de mi fe en Dios. Cuando tengo un problema en la política, “Corro a los brazos” del Señor, y a mi familia. Así abrazo a mi marido, hijos y nietos en mi fe en Dios.
Tengo la certeza absoluta de que la espiritualidad puede ayudar a la gente a encontrar el verdadero valor de la mujer. Cuando leemos la Biblia vemos que la mujer tiene una misión. Posee los dones de Dios. Pero la mujer tiene que encontrar su verdadera individualidad. Y la espiritualidad es de gran ayuda; nos da esperanza.