La vieja camioneta, cargada de colchones, bolsas de plástico con ropa, y unas bolsas de supermercado, se detuvo bruscamente frente al Instituto, un albergue para mujeres maltratadas en el centro de Montevideo, Uruguay. Una joven, bajó con timidez, y se quedó en la vereda aferrando la mano de un niño pequeño.
En cinco minutos el conductor bajó a la vereda todo lo que había en la camioneta, y se marchó. De pie en medio de todas sus posesiones, la mujer no sabía qué hacer. Una a una, varias personas comenzaron a salir del Instituto para ayudarla a entrar sus cosas, y acompañarla arriba por una oscura escalera. El pequeño hacía guardia en la vereda.
Finalmente, al recoger la última bolsa de comida, la mujer tomó al niño de la mano y desapareció adentro. El pasador de la puerta del Instituto se cerró detrás de ellos. Y madre e hijo comenzaron una nueva vida.
Hace veinte años, una mujer como ella en Uruguay, Europa o los Estados Unidos, no hubiera tenido otra opción más que soportar el abuso doméstico. Pero ahora, en muchos países, albergues como el Instituto, abren sus puertas a las mujeres que buscan con desesperación respeto, paz e igualdad.
No obstante, el cuadro no es muy alentador. En algunos países donde a las mujeres no se les permite trabajar fuera de la casa sin permiso del marido, las mujeres constituyen el 8% de la fuerza laboral. Y todavía no hay un país en el mundo donde las mujeres ganen tanto como los hombres.
También, las mujeres son víctimas del abuso doméstico en todo el mundo. En algunos países, hasta un 80% son víctimas del abuso de su esposo. En otras regiones, las novias son compradas, y castigadas o asesinadas si su desempeño no es satisfactorio. Y en otras, las mujeres todavía son apedreadas si aparecen en público sin la vestimenta convencional.
Aun así, las mujeres a nivel mundial han hecho importantes progresos. Sus derechos son reconocidos, ante la ley, aunque no siempre en la práctica. En este enfoque especial, podrá leer sobre las victorias y los éxitos de mujeres que hoy ocupan puestos en el gobierno, los negocios, las artes, los deportes y la religión. Forman más de un tercio de la fuerza laboral mundial.
El progreso mediante la espiritualidad
El Heraldo de la Christian Science ha entrevistado a una cantidad de personas para hablar sobre la promesa y el potencial de la mujer. Cada una de ellas, a quien conocerá en las próximas páginas, ofrece una perspectiva especial sobre el tema. Cada una está convencida de que sólo puede haber un progreso perdurable para las mujeres si va acompañado del progreso espiritual de niños, mujeres y hombres de todas partes. Todos están de acuerdo en que las hijas e hijos de Dios no fueron creados para ser oprimidos ni para oprimir. Y cada uno ha ayudado, de manera significativa, a liberar a la humanidad de las esclavizantes limitaciones que los prejuicios basados en el género imponen sobre las mujeres.
Mary Baker Eddy, fundadora de esta revista, dedicó su vida a liberar a la humanidad de la esclavitud mental de todo tipo. En su obra principal, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, escribe sobre el derecho inherente que tiene la humanidad para ser libre: “La esclavitud no es el estado legítimo del hombre. Dios creó libre al hombre” (pág. 227).
La Sra. Eddy vivió la verdad que estas palabras encierran. Al igual que la mujer de Montevideo, ella supo lo que es estar sola en el mundo, con un niño que criar, soportando el engaño de su marido, sin hogar, y pasando por la dominación y denigración de los hombres de la época.
Pero ella también supo lo que significa triunfar sobre tales imposiciones y sentir el apoyo de quienes comprendieron su misión. Y lo hizo comprendiendo la relación privilegiada que tiene cada hijo de Dios con el Hacedor del universo, con el Dios que no sólo es Padre, sino también Madre, con el Dios que no favorece ni al hombre ni a la mujer, sino que ama a todos por igual.
Hablando con la autoridad que su propia experiencia le dio, la Sra. Eddy escribió: “En la ley natural y en la religión, el derecho de la mujer de alcanzar el grado más alto de entendimiento iluminado y de desempeñar los puestos más elevados en el gobierno, es inalienable, y estos derechos son hábilmente vindicados por los representantes más nobles de ambos sexos” (No y Sí, pág. 45). Ahora queremos invitarlos a que conozcan algunas de estas nobles personas.
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