Estaba en la cárcel,
cuando abrí mi corazón a Dios,
y fui transformado.
Y es por eso que hoy, mujer,
veo tan claro lo que vales.
Sé que todos somos hijos del mismo padre que es Amor;
y de una Madre que es justa y amorosa con todos Sus hijos e hijas.
Mujer, hija de Dios, yo te admiro.
Tú que te quedas en casa con tu marido e hijos.
o en el trabajo, ayudando al progreso del mundo.
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