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Curación de quemaduras

Del número de abril de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En 1975 Llegó a mi vida esta maravillosa religión de la Christian Science. Estoy segura de que fue el resultado de mi anhelo por encontrar algo más que lo que había conocido hasta el momento.

En ese entonces me sentía muy desalentada porque tenía poco trabajo y le temía a todo. Un día vino a la peluquería una clienta que, al contarle mis problemas, me habló de Dios y de Su poder supremo, así como de otras cosas que me ayudaron mucho. Lo mejor de todo fue que me prestó Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.

Esa misma noche empecé a leerlo con avidez, y fue como si se me abriera el cielo que nunca creí que existiera. Como consecuencia, lo primero que noté fue que había estado leyendo durante bastante tiempo sin la ayuda de los anteojos. Desde muy chica había tenido miopía, sobre todo en un ojo más que en el otro, y no tenía otra alternativa más que usar lentes de contacto, pero nos los soportaba mucho tiempo. Como resultado de esto se me hacía muy difícil leer porque se me encimaban los renglones y tenía fuertes dolores de cabeza.

Al notar que leí tanto tiempo sin problemas pensé que la lectura del libro podría curarme, como relatan los testimonios que se encuentran al final, y ¡así fue! Nunca más usé lentes, y si en algún momento sentía alguna molestia leía Ciencia y Salud y todo volvía a la normalidad.

Gracias a la Christian Science conocí la Biblia. Ciencia y Salud me ayudó a interpretarla, sobre todo en lo que se refiere a la visión verdadera, así como lo que tiene que ver con la solución a aquellos problemas que necesitan corregirse.

Estoy muy agradecida a Dios por enseñarme el camino verdadero, que con tantas ansias busqué, y así seguir en lo posible los pasos de Cristo Jesús.

Dos pasajes me trajeron alimento y me ayudaron a dejar atrás todo error. De Ciencia y Salud: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana" (pág. 494). Y de la Biblia: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).

He tenido muchas curaciones durante estos años. Una noche cuando me iba a bañar, prendí el calefón de alcohol y creyendo que estaba apagado volví a ponerle alcohol. No me había dado cuenta de que el fósforo se había mantenido apenas encendido adentro. El alcohol se derramó por todo mi cuerpo. Me asusté y atiné a decir sólo: "Dios mío". Dios mío". Me sacudí el fuego con una toalla, salí del baño rápidamente y me senté a la mesa a leer la Biblia y Ciencia y Salud, que estaban todavía allí pues había estado leyendo, como era mi costumbre, mientras esperaba a mi esposo que llegara de trabajar. La Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Christian Science de esa semana justamente narraba el pasaje del libro de Daniel, cuando Sadrac, Mesac y Abed Nego fueron enviados al horno de fuego ardiendo, y salieron ilesos. Leí varias veces esto con mucha atención, pensando que también yo podía reclamar para mí esa curación, puesto que Dios es el mismo de aquel entonces y, como dice Mary Baker Eddy, Él nos escucha hoy como ayer.

Pasaron unos veinte minutos desde que me empezó a doler, durante los cuales seguí orando y leyendo, nunca miré la zona afectada y no hice caso del enrojecimiento de la piel. Al cabo de ese tiempo me sentí más tranquila, no sólo física sino mentalmente, y no pensé en las consecuencias, como solía hacer antes de conocer la Christian Science. Cuando llegó mi esposo y me vio cubierta con una toalla, porque todavía no me había cambiado pues no podía soportar nada que me tocara la piel, de inmediato me quiso llevar al médico. Le contesté que no se asustara porque yo estaba bastante bien.

Como en aquel entonces trabajaba moldeando envases de vidrio, en un ambiente bastante caluroso, al día siguiente tuve que cubrirme con una gasa suave para que no me pasara el calor de los sopletes de la máquina con que trabajaba. Esto me permitió trabajar sin molestias, y al poco tiempo desaparecieron totalmente las marcas oscuras.

Mi esposo me apoyó durante esta experiencia aunque no practicamos la misma religión. Pero los dos sabemos y creemos en un mismo Dios y eso es muy importante para mí.


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