Cuando Me Casé, no me llevaba bien con mis suegros. Esto era muy difícil para mi esposo.
Un día me empezó a doler mucho la garganta, y mi marido, que no era Científico Cristiano, insistió en llamar al médico para que me viniera a ver a casa. El doctor recomendó cirugía, y me dijo que haría todos los arreglos necesarios para la mañana siguiente.
Esa noche asistí a una charla sobre la Christian Science en Johanesburgo. Como a mitad de la conferencia, el orador dijo algo que me hizo pensar en mis suegros. De pronto comprendí lo que ellos sentían, y me invadió una gran compasión y amor hacia ellos.
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