Cuando Miramos una ciudad desde el piso 50 de un rascacielos, la vemos muy diferente que desde la vereda. Al caminar por las calles, la ciudad puede parecer sucia, ruidosa y congestionada. Pero al estar 50 pisos más arriba, la misma ciudad se ve hermosa, puede que los techos formen un diseño curioso, o haya una serie de elegantes puentes a la distancia, y abajo un interesante río de automóviles. Tener una nueva perspectiva de las cosas puede ser muy útil.
Mucha gente está buscando una mejor perspectiva, ya sea de su futuro, de sus relaciones, de su vida en general. Así me sentía yo. Cuando cursaba la secundaria y la universidad, a menudo me sentía miserable y deprimida. En casa había muchas discusiones y falta de felicidad, y la mayoría del tiempo me sentía tensa y preocupada, ansiando recibir afecto. El instinto me decía que la única cosa que me traería alivio sería obtener una profunda percepción espiritual; entonces leí varios libros y puse en práctica varias ideas que prometían justamente el tipo de alivio que buscaba, entre ellos un sistema de meditación y un curso de un año sobre espiritualidad cuando tenía trece años. También leí partes de la Biblia porque decían que la luz y la bondad espiritual están dentro de nosotros, y eso me gustaba mucho. Quería tener una perspectiva de mí misma donde pudiera ver y sentir esa luz y esa bondad todo el tiempo.
En mi último año de universidad me sentía tan infeliz que no sabía cómo viviría otro día más. Una noche fui a una charla sobre un libro del que nunca había oído hablar, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Realmente me gustó lo que escuché; entonces compré un ejemplar del libro y comencé a leerlo. Lo que más me llamó la atención fue que decía que cada uno de nosotros es espiritual y maravilloso por dentro. Me mostraba una imagen de mí misma que siempre había sentido que estaba allí, que siempre había querido, pero no sabía cómo encontrar. Era como saber que desde lo alto del edificio la vista es estupenda, y no poder encontrar las escaleras para subir.
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