He Escuchado la historia de Adán y Eva en chistes, dichos, películas, revistas, hasta en la relación entre marido y mujer. Pero la historia de Adán y Eva ha tenido tal impacto en las mujeres y en los hombres, que no hay nada de qué reirse. Habla de desobediencia y condenación, de materialidad y odio, de sufrimiento y muerte. En ningún lado uno lee sobre el amor, sobre llevarse bien, sobre las cualidades espirituales que hace que las relaciones sean amorosas, fuertes y duraderas. A mí me parece que uno expresa naturalmente esas cualidades cuando piensa que el hombre y la mujer son la creación de Dios, el Espíritu divino, como dice el primer capítulo de la Biblia.
Hace unos años, tuve la oportunidad de comprender mejor lo que dice ese capítulo. Padecí de un serio problema físico, que me obligó a permanecer en cama con mucho dolor durante una semana. La dolencia tenía algo que ver con el período menstrual y el sistema digestivo, y los síntomas se repetían cada dos o tres semanas. Esto continuó durante cinco o seis meses.
Pedí a una practicista que me ayudara con su oración, y comencé a estudiar los dos primeros capítulos del Génesis en la Biblia, así como el comentario de esos capítulos en Ciencia y Salud. Yo quería comprender mejor mi relación con Dios, porque sabía que eso me sanaría.
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