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Solícita respuesta a una nación doliente

Del número de diciembre de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La tarde de los ataques terroristas en Nueva York y Washington, D.C., el Sentinel Radio se reunió con tres sanadores de la Christian Science para hablar sobre la respuesta espiritual que se puede dar al terrorismo. , encargado de los programas radiofónicos, habló con , Redactora en Jefe de esta publicación y practicista de la Christian Science; con , también practicista y tesorero de The First Church of Christ, Scientist; y con , practicista de Idaho, EUA. Publicamos a continuación algunos extractos de lo que se dijo en esa reunión.

Russ Gerber: ¿Podrían compartir con nuestros oyentes algunas ideas de consuelo para las familias y amigos de aquellos que perdieron la vida en esta tragedia, así como en otros ataques y manifestaciones de violencia en todo el mundo?

Walter Jones: Inicialmente, pensé en el Sermón del Monte, donde Jesús hace una declaración que trae mucho consuelo: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación" (Mateo 5:4). Hay una fuente en donde todos podemos encontrar consuelo, un sentido del amor de Dios que trasciende los hechos ocurridos.

Mary Trammell: Yo pensé en el Salmo 91. Especialmente en la línea que dice: "Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro". Se refiere a Dios, y yo pensé que realmente no hay lugar más seguro que bajo las poderosas alas de Dios. No podía dejar de pensar que cada una de las personas envueltas en esas tragedias estaba en realidad bajo las alas del Todopoderoso.

Nate Talbot: Yo pensé en ese pasaje de la Biblia que se refiere al Emanuel, que significa "Dios con nosotros". Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras hace referencia a ese concepto de Emanuel, y lo describe como "una influencia divina siempre presente en la conciencia humana" (pág. xi). Dios está presente ahora mismo en la conciencia humana. Podemos saber que quienes están enfrentando más de cerca esos desafíos, también pueden sentir la influencia divina. Esa influencia tiene que ser buena, debe dar paz, tiene que bendecir.

RG: Cuando nos encontramos frente a las imágenes y sonidos de una tragedia, ¿cómo podemos orar para no dejarnos impresionar y lograr cambiar nuestra conciencia?

MT: Hace unos años, mi hijo y mi nuera vivían en la ciudad de Oklhahoma, en EE.UU. Y cuando explotó la bomba en esa ciudad mi hijo se encontraba a unos 4 km del lugar. Horas después hablé con él, y le pregunté "¿Qué hiciste?" A lo que contestó: "Bueno, encendí la televisión y me enteré de lo ocurrido. Entonces empecé a orar".

Si bien es cierto que él no es el tipo de persona que se la pasa orando, su corazón involuntariamente recurrió a la oración.

Entonces le pregunté: "¿Crees que la gente está orando?" Y me dijo: "Mamá, cuando pasas por algo así simplemente te pones a orar. Todo el mundo estaba orando. Algo muy en lo profundo de tu ser comienza a orar".

Al escucharlo decir eso me di cuenta de que para orar no hay un proceso humano establecido, ni una fórmula que debas seguir los pasos 1, 2, 3. Respondemos naturalmente a nuestro Hacedor a través de la oración.

RG: Cuando se producen ataques terroristas hay tantas preguntas acerca de la seguridad, la justicia, cómo manejar el odio que se siente, y es probable que muchos se ten cómo puede Dios permitir que ocurra algo así. En medio de la confusión y del temor ante la tragedia, ¿qué podemos hacer?

WJ: Pienso que cuando estamos atemorizados es necesario buscar la presencia de Dios. El Salmo 46 me ha ayudado mucho. Nos muestra que Dios es un refugio, una fortaleza, una ayuda muy presente cuando se enfrentan dificultades. Y luego sigue algo muy revelador: "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios". En esa quietud es que se escucha a Dios, en lugar de permitir que el pensamiento sea atraído por los hechos. Por supuesto que queremos enterarnos de las cosas y confiamos en que la gente involucrada esté recibiendo la atención necesaria. Pero lo mejor que podemos hacer, si no estamos en el lugar mismo para ayudar, es tener esa quietud de pensamiento y sentir realmente la presencia de Dios.

NT: El Salmo 91 también habla de no tener miedo. "No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día". Ése es un mandato muy poderoso "No temerás". Y eso es justamente lo que quiere provocar el terrorismo: ataca para producir temor en el pensamiento.

Es muy probable que la mayoría de la gente piense que para enfrentar el temor tiene que ser espiritualmente valiente, fuerte o activa. Pero dudo que haya una mejor forma de vencer el temor que confiar en el poder del Amor divino. La Biblia dice que "el perfecto amor echa fuera el temor" (1 Juan 4:18). Y no creo que esté hablando tan sólo de amarse los unos a los otros, por más vital que sea eso en nuestro mundo. Yo creo que se está refiriendo al poder del Amor divino, a Dios Mismo, un poder grandioso que silencia y derrota el temor.

MT: El reaccionar con temor, ira o ansias de venganza, es entrar directamente dentro del círculo del terrorismo.

Me he estado preguntando: "¿Por qué no debemos tener miedo? ¿De dónde obtenemos la convicción de que no debemos tener miedo?" Y entonces me vino el pensamiento: "¿Acaso fue Dios destruido con lo que pasó hoy?" Yo sé muy bien que no. Yo sé que el Amor eterno, la Vida eterna, no fue destruido. Y si somos Sus hijos, tampoco nosotros podemos ser destruidos. Si Dios es eterno, nosotros también lo somos. Pienso que por esa razón no debemos tener miedo.

Ningún hijo de Dios puede ser destruido por fuerza material alguna, porque es espiritual.

Yo sé, por experiencia propia, que incluso cuando uno pierde a alguien muy cercano y querido, puede sentir el poder que tienen estas ideas para consolarnos a nosotros mismos y a los demás, y para comprender que estamos juntos y sostenidos por siempre en el amor de Dios.

RG: ¿Pueden comentar algo sobre cómo y por qué nos podemos sentir seguros en estas circunstancias?

NT: A mí me gusta pensar en Dios, y reconocer que con Él uno siempre se siente seguro. No puede haber inseguridad en Dios. Me resulta muy natural pensar que Su naturaleza es la presencia misma de la seguridad. Y si me veo a mí mismo como hecho a semejanza de Dios, como nos dice la Biblia, entonces siento seguridad, y no un sentido artificial de seguridad, sino una sensación que está arraigada, que está basada en la Verdad.

MT: A mí lo que más me ha ayudado cuando he sentido temor, es darme cuenta de que somos espirituales. Que lo que es verdad acerca de mí no es mi altura ni mi color de cabello y ojos, sino lo que Dios me ha dado mi manera muy particular de expresar lo que Él es. Y yo sé que eso es verdad acerca de cada persona. Luego comprendí que ninguna fuerza material es superior a los dones espirituales y las cualidades que expresamos. La base fundamental es que el Espíritu lo es todo. Y eso a mí me ayuda a vencer el temor.

RG: Describes a Dios como Todo, el bien, omnipotente e indestructible. ¿Qué base tienes para creer eso?

NT: Muchos sentimos en el corazón que Dios es el bien, porque hemos tenido experiencias en las que recurrimos a Él y eso nos ayudó mucho, experiencias en que hemos sentido el amor de Dios. Es ese sentimiento interior que nos dice que Dios es real, verdadero. No es inusual que en medio de experiencias muy terribles lleguemos a la conclusión de que Dios es el Amor verdadero, y que podemos tener pruebas de que ese amor realmente existe.

RG: ¿Qué les decimos a los niños que nos preguntan por qué ocurren estas tragedias?

NT: Es muy probable que algunos se hayan hecho esta misma pregunta en relación a la crucifixión de Jesús. ¿Por qué permitió Dios que ocurriera algo así? Parte de la respuesta es que nosotros al pensar en la crucifixión y ver las consecuencias que tuvo, comprendemos que fue una prueba de la superioridad de Dios, porque el Amor divino es supremo. De esto podemos aprender que Dios, el Amor divino, tiene la última palabra.

WJ: Yo les diría y les he dicho a mis propios hijos, que hay suficientes evidencias de que el bien supera el mal, y que el bien es el poder absoluto. Lo que surgió después de la crucifixión fue la resurrección, la victoria sobre odios e iras. Podemos experimentar eso mismo aquí y ahora.

Y una de las cosas que fue muy importante para mí cuando mi padre falleció, y en lo que pensé hoy fue en el bien que queda, y que las cualidades que me encantaban de mi padre siguen existiendo, porque son cualidades de Dios. Que Dios es Espíritu y cada uno de nosotros — cada uno de Sus hijos — es su idea espiritual, que expresa cualidades que provienen de Dios. De manera que me consuela mucho saber que esas cualidades permanecen y se originan en Dios. Y demás está decir que siento consuelo al saber que Dios conoce y cuida de mi padre así como cuida de mí, y de cada uno de nosotros. El error no puede quitar el bien de Dios. El bien triunfa.

RG: Algunos temen que queden cicatrices de esta tragedia. ¿Qué mensaje espiritual podemos aportar?

MT: Hoy también estuve pensando en la crucifixión y resurrección de Jesús. Parte de la razón porque Jesús pudo elevarse por encima de esa experiencia, fue que él con tanta insistencia decía que tanto él como sus seguidores debían perdonar a los que podríamos llamar enemigos. En la cruz misma, justo antes de que Jesús "entreg[ara] el espíritu", como dice la Biblia, dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Mateo 27:50; Lucas 23:34). Quizás nosotros podamos contribuir en pequeña medida, cada uno, a sanar esas cicatrices ahora mismo, perdonando, por adelantado, lo que puede parecer el crimen más horrendo, y perdonar, así como Jesús pudo perdonar en la cruz.

RG: Al ver en la televisión las terribles escenas de esta destrucción, escuché a un caballero decir: "Sólo puedo sentir ira al ver eso". Pero, ¿es acaso la ira lo que nos guiará a actuar con inteligencia?

MT: Bueno, pienso, que hay un consenso universal en el mundo, de que cualquiera sea nuestra cultura o religión, el bien es más poderoso que el mal. Quizás recuerden la película Gandhi, y una escena que es verdad desde el punto de vista histórico, donde Gandhi hace una huelga de hambre y está próximo a la muerte. Y uno de sus seguidores habla con él y le dice: "Pero, Maestro, si te mueres, ¿qué le va a ocurrir a la causa del bien"? Y Gandhi lo mira y le dice: "Pero tú sabes que la causa del bien siempre gana. El bien es más poderoso que el mal". Esta mañana pensé en esas palabras, y en la sabiduría universal que representan. Si Dios es el bien y Dios es omnipotente, entonces el bien es omnipotente, y el mal no puede, a la larga, triunfar.

RG: Hemos hablado de este terrible mal, así como de la enormidad de la bondad de Dios. ¿Existe acaso el bien y el mal?

NT: Puede que nuestros esfuerzos se describan como una lucha entre el bien y el mal. Y a medida que nuestro pensamiento se identifica más claramente con Dios, y sentimos más Su presencia y Su verdad, comenzamos a descubrir que en realidad no existen dos poderes. No creo que ése pueda ser un descubrimiento intelectual o emocional. Se descubre mediante la oración, y se produce a medida que tenemos la humildad de reconocer paso a paso que Dios es en realidad el único poder que existe.

RG: Algunos han dicho que la tragedia de hoy es la nueva cara de la guerra; que los métodos convencionales simplemente no son suficientes para enfrentar a este enemigo. ¿Entonces en qué tipo de armas o defensa nos podemos apoyar?

NT: Yo creo que aunque sea apropiado tomar las medidas necesarias para defendernos, para realmente protegernos tenemos que encontrar algo más poderoso que los medios que se usan normalmente.

WJ: La defensa requiere de acciones inteligentes. A veces pienso en el caso de mi padre, que estuvo en la Segunda Guerra Mundial. En guerras anteriores, una trinchera parecía ser el lugar más seguro. Pero en una ocasión, después de haber excavado una, mi padre sintió el fuerte impulso de no ir allí, sino de dirigirse hacia un arroyo y lavarse las manos. Mientras lo hacía, la trinchera fue bombardeada.

La seguridad no se encuentra en un lugar. Tampoco es cierto tipo de armamento. Vemos en la Biblia que Dios no sólo es un refugio, sino también una fortaleza. Y nosotros nos podemos sentir atraídos a esa fortaleza, ese lugar seguro. ¿Cómo llegamos allí? Apartando del pensamiento las imágenes trágicas que los medios nos presentan. Podemos ser guiados por la Mente divina; esa Mente que guía nuestros pensamientos hacia el consuelo, la paz y la seguridad. De manera que nuestra sola presencia pueda ser una bendición para los involucrados.

RG: ¿Algún comentario final sobre el tema?

MT: Escuché que el alcalde de Nueva York, cuando se enfrentó con esta tragedia esta mañana, dijo algo como: "Entiendo que se han perdido un número horrendo de personas. Pero ahora mismo, nos tenemos que concentrar en salvar tantas vidas como sea posible". Creo que es en esa dirección que se encaminan ahora mis pensamientos. A salvar, ayudar, consolar, traer curación. En lugar de permitir que la angustia nos desarme, concentrarnos en nuestro amor y en nuestras oraciones, en las necesidades que son obvias y en la oportunidad que todos tenemos de unirnos para responder a esas necesidades, consolar corazones y continuar orando por nuestro mundo.

De modo que parte de lo que podemos hacer para ayudar a salvar vidas es orar no sólo por los directamente afectados, sino por los líderes de todo el mundo que están trabajando en este momento para resolver esta crisis.

NT: Como cristianos, tenemos algo único y muy poderoso para ofrecer en situaciones como éstas. Y podemos ofrecerlo gracias al Cristo, que es esa cualidad divina que Jesús expresaba tan claramente y que nos exhortó a ver que está en nosotros también. El Cristo siempre viene a sanar, salvar y bendecir. Y podemos abrir nuestro pensamiento y recibir con agrado esta venida del Cristo. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud, que la naturaleza del cristianismo es apacible y bendita. Y yo creo en el espíritu de esa verdad, creo que podemos esperar ver el triunfo de esas cualidades sobre cualquiera cosa que parezca ofrecerles oposición.

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