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Tiempo de transformación

Del número de diciembre de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hay Muchas maneras de comenzar un comentario en contra del terrorismo, pero sólo hay una manera de terminarlo, es decir lograr resolver y sanar la situación.

El fuego y el polvo de la destrucción que hemos presenciado nosotros como nación, así como el mundo entero, surge del fuego y polvo de la demencia. Espantados y llenos de ira caemos de rodillas y oramos para encontrar en este momento sagrado y de búsqueda espiritual, la más refinada medida de lo que es correcto para sanar nuestro pesar y guiar nuestra justicia.

Ha llegado la hora de la transformación. En los últimos meses se han producido varias situaciones perturbadoras. Todas ellas sólo coinciden en el hecho de que son malas y erradas. Van desde ataques de tiburones hasta problemas económicos mundiales, pasando por persecuciones y esclavitud humana, además de luchas entre sectas y venganza tras venganza. Desde la mínima manifestación hasta la de proporciones masivas, desde afrentas personales hasta bombardeos suicidas, este mal, y la mentalidad que lo incita, deben ser reprimidos.

La resistencia e indomable respuesta del pueblo de los Estados Unidos, y el apoyo recibido desde todos los rincones del mundo, ponen en evidencia que el triunfo del bien es inevitable. Mary Baker Eddy que fundó esta revista y también el Christian Science Sentinel, donde apareció este editorial pocos días después del ataque al World Trade Center en Nueva York, escribió: "Dios no es el creador de una mente malvada. Por cierto que el mal no es Mente. Tenemos que aprender que el mal es la horrible decepción e irrealidad de la existencia. El mal no es supremo; el bien no carece de poder..."Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 207.

Tenemos a nuestro alcance una gran fortaleza que ya está actuando. En años recientes se ha visto un notable y creciente anhelo de comprender mejor la espiritualidad. Está creciendo en forma sostenida y ha alcanzado las proporciones de una demanda. La espiritualidad es la mejor amiga del hombre. No contiene ni un ápice de fanatismo y está llena de gracia. Viene a ayudar al pobre, al que tiene hambre y al que no tiene casa. No es celosa y su bondad es cuantiosa.

La espiritualidad da tranquilidad y energía, sana y restablece. Es un ingrediente natural en el auto gobierno inteligente. La identidad es glorificada por la frescura de la espiritualidad. Bajo su régimen, la frase que mencioné anteriormente, "el bien no carece de poder", pasa de ser un simple ruego lleno de esperanza, a la certeza basada en una roca.

Escritores, pensadores y todo aquél que se interesa en el curso que toma el pensamiento humano, hablan de una nueva era espiritual. Un ejemplo de esto es Michael Novak del New York Times, quien dijo: "Podemos estar seguros de que el siglo XXI será el siglo más religioso de los últimos 500 años."

La espiritualidad es una fuerza transformadora de la cual podemos depender para encontrar auxilio y satisfacer nuestras más altas aspiraciones. Estas palabras de la pluma de la Sra. Eddy dan una clara perspectiva de la naturaleza de los tiempos y de los desafíos que enfrentamos: "Los poderes del mal, tan diseminados y tan conspicuos hoy en día, se muestran en el materialismo y sensualismo de la época, que luchan contra la era espiritual que avanza". Ibid., pág 65.

Los malos pensamientos y las malas acciones lucharon contra el avance de la Era Cristiana. Su historia es bien conocida. Jesús, el mejor hombre que pisó la tierra, fue crucificado porque querían detener su carrera y su influencia. No obstante no pudieron terminar con la Era Cristiana que estaba avanzando. Jesús resucitó, ante el descreimiento y el temor de aquellos que habían luchado contra él. Se elevó para glorificar la victoria sobre la muerte, y el triunfo de la espiritualidad, claridad y verdad aportados a la permanente relación que tiene Dios con el hombre.

La bondad que Jesús manifestaba no carecía de poder. Aquí estaba y está el principio y el cumplimiento de la promesa de la transformación espiritual que el Sentinel está observando hoy. El poder de la espiritualidad alimenta las esperanzas de mujeres, niños y hombres de todas partes. La verdad de la espiritualidad consuela a los dolientes, da determinación a los movimientos del bien, y prudencia al progreso.

Tanto el Sentinel como el Heraldo tiene la visión de que la transformación es inevitable y ya se está produciendo. Como primera redactora de las publicaciones periódicas de la Christian Science, la Sra. Eddy dijo que había una lucha, pero que era la propia lucha del mal contra el avance de la era espiritual. La lucha no pertenece al progreso espiritual ni a los que avanzan espiritualmente. El mal debe destruirse a sí mismo en esta transformación.

El oro más puro quedará en el carácter y experiencia humanas.


Gerente La Sociedad Editora de la Christian Science

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