La Palabra “Internet” de inmediato me hace pensar en mi atestado correo electrónico y en mi propio sitio, me hace pensar en mis artistas y cantantes predilectos, y en mis sitios favoritos de Lo que el viento se llevó y las poco conocidas fotografías de Clark Gable. Al igual que muchos otros adolescentes, me entusiasmo al oír la palabra “Internet” porque me permite conectarme con gente de todo el mundo, visitar sus sitios en la Web, leer sus mensajes — a veces en su propio idioma — y porque pone muchas cosas a mi disposición.
Sin embargo, en mi vida diaria me alejo de las ideas en las que no deseo tomar parte ni conocer. Por ejemplo, no escucho algunas canciones que mis amigos escuchan; no me gusta el fútbol americano, ni leo determinados libros. De la misma forma, soy selectiva con respecto a los sitios de la Web que visito.
La mayoría de los servicios, la información y los productos que se encuentran en el Internet estaban disponibles antes de que apareciera la red. Por ejemplo, aunque muchas familias compren comida y otros productos por computadora, siempre han tenido acceso a los mismos en los supermercados. Antes, yo solía escribir cartas a mis amigos del campamento de verano, pero ahora les envío un mensaje por correo electrónico y les cuento con más rapidez acerca de la terrible prueba de matemáticas que tuve que dar por la mañana.
El Internet no nos da algo nuevo, tan sólo pone las cosas más a nuestro alcance. Esto me obliga a ser más cuidadosa y a buscar información que sea correcta, y no visitar sitios poco confiables o contrarios a lo que estoy buscando. Por eso, antes de sacar información para preparar un informe, me aseguro de que los sitios que visito fueron creados por instituciones conocidas.
Cuando creé mi propio sitio en la Web, lo hice pensando en mis amigos. Incluí en él fotos de los amigos que conocí en un viaje de cinco semanas a Francia. Uno de ellos vive en Turquía. Fue increíble poder conectarme con todos ellos y mantener nuestra amistad por medio del correo electrónico. De otra forma, podría fácilmente haber perdido su amistad, ya que escribir una carta toma mucho más tiempo que enviar una nota breve por e-mail. Utilicé mi sitio en el Internet para compartir mi vida con otros de manera positiva.
Debido a que el Internet pone más información a nuestro alcance, puedo satisfacer mi curiosidad sin tener que perder mucho tiempo para hacer una búsqueda exhaustiva de información sobre un tema determinado. Es también maravilloso tener un nuevo medio de expresión artística. Pero como sucede con muchas otras libertades, no podemos darla por sentada. Así como en nuestra vida diaria nos apartamos de las cosas en las que no creemos o que no compartimos, lo mismo debemos hacer con la Web.
Ashland, Massachusetts,
EE.UU.
 
    
