Yo sé que estás en todo lo que miro,
en el paisaje gris y en el soleado,
en los rayos de luna sobre el agua
y en los hilos de niebla sobre el campo.
Siento que vas conmigo mientras ando
y esperas donde nace el horizonte,
una nube de humo si es de día
o destellos de fuego por la noche.
Observo Tu sonrisa en el poniente
cuando se duerme el sol en el ocaso
y se estremece de silencio el alma
al contemplar la obra de Tus manos.
Y percibo Tu voz por la mañana,
cuando despierta el canto de los pájaros
y el aire limpio trae entre sus alas
la dulzura total de los espacios.
No es sólo creer en Ti lo que me ayuda
a seguir sin desmayo en el camino,
sino saber que está tan cerca Tu presencia
que ya no hay dudas de que estás conmigo.