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La curación metafísica

¿Vivir en el pasado, en el futuro, o ahora?

Del número de abril de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Se Preocupa Usted por el futuro? ¿Ha deseado alguna vez poder volver al pasado y cambiar cosas que sucedieron, conversaciones, hasta creencias que alguna vez tuvo?

Cuando miramos atrás y guardamos recuerdos desdichados, o anticipamos situaciones y conversaciones que creemos serán inevitables en el futuro, estamos realmente desaprovechando el presente. El concentrarnos en el pasado o en el futuro puede meternos en un laberinto mental que impide nuestro progreso.

Ahora bien, la Biblia nos dice que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y que ésa es nuestra verdadera identidad. Entonces, puesto que Dios es eterno, nosotros también somos eternos, sin pasado ni futuro materiales. Como reflejo espiritual de Dios, coexistimos con nuestro creador y expresamos eternamente Su infinita perfección. Ese entendimiento puede corregir lo que consideramos errores y acontecimientos desdichados del pasado y aliviar temores acerca del futuro.

En realidad, el único poder que el pasado y el futuro tienen, es el que les damos en el presente. Al referirse a ese hecho y a la eternidad del ser verdadero, la Biblia declara: “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”. Eclesiastés 3:15.

¿Cómo es que Dios “restaura” el pasado? Yo pienso que Dios exige que pongamos a sus pies cualquier situación que deseemos resolver, en lugar de simplemente considerarla, razonar o emitir un juicio respecto a ella. Quizás en determinadas circunstancias debamos dar pasos legales, o de otro tipo, que estén en consonancia con Dios, quien es el Principio divino. Pero la verdadera curación de los recuerdos dolorosos o el temor al futuro procede de entender y reconocer la omnipresencia de Dios.

Pero, ¿cómo se produce esa curación? Quizás una experiencia que tuve ayude a responder esa pregunta. Cuando tenía doce años, algunos chicos vecinos me engañaron e indujeron a que me quitara la ropa, tras lo cual apenas pude evitar ser violada por uno de los más grandes. Le conté a mis padres quiénes habían sido los responsables. Como resultado de ello, en represalia, fui golpeada varias veces al salir de la escuela. Finalmente intervino la policía, y mis padres, incapaces de resolver la situación, me trasladaron a una escuela privada. Después nos mudamos a otra zona.

Durante muchos años me sentí acosada por todo lo que había sucedido. Muchas veces revivía mentalmente la experiencia y a menudo deseaba haber conocido la Christian Science en aquella época, para haber podido sanar la situación antes de que se escapara de las manos. Pero, más adelante, después de comprender que soy completamente espiritual, vi que mi verdadero ser — mi único ser — jamás había sido tocado, humillado o violentado. Me di cuenta de que en la presencia de Dios, que está en todas partes y a través de toda la eternidad, sólo existen Dios y Su creación, que son completamente buenos. Dios es Amor, inseparable de Su reflejo. Y el Amor llena todo el espacio.

Al mirar en retrospectiva aquella situación, me pregunté: “¿Estaba Dios ausente entonces? ¿Hubo algún momento en que yo estuve separada de mi origen, que es totalmente bueno?” La respuesta a ambas preguntas fue: “¡No!” Dios, mi Padre-Madre, siempre estuvo presente y activo, amándome y protegiéndome a cada instante porque soy Su hija amada.

Entonces, lo que pareció ser malo, no pudo haber sido real, porque sólo Dios es real. Ciencia y Salud dice: “Toda realidad está en Dios y Su creación, armoniosa y eterna. Lo que Él crea es bueno, y Él hace todo lo que es hecho. Por tanto, la única realidad del pecado, la enfermedad y la muerte es la terrible verdad de que las irrealidades parecen reales a la creencia humana y errada, hasta que Dios las despoja de su disfraz. No son verdaderas, porque no proceden de Dios. Aprendemos en la Ciencia Cristiana que toda desarmonía de la mente o del cuerpo mortales es una ilusión y no posee ni realidad ni identidad, aunque parezea que es real y que tiene identidad".Ciencia y Salud, págs. 472-473.

A medida que percibía mejor esa verdad, los recuerdos desdichados del pasado perdieron su poder sobre mí. Me di cuenta de que siempre había estado sostenida en los brazos del Amor divino, tal como lo estaba en ese momento. Entonces pude sanar mi propia conciencia de la creencia en recuerdos desdichados.

Los malos recuerdos o los temores son como sueños, de los que nos liberamos cuando despertamos y reconocemos que en realidad nunca ocurrieron. El ahora del ser perfecto es donde siempre hemos vivido y siempre viviremos. Jesús dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Juan 8:58. Él sabía que su verdadera identidad no estaba limitada al corto lapso de la experiencia humana, sino que era infinita, y trascendía las creencias humanas con respecto al tiempo.

En nuestro futuro sólo hay lugar para el bien.

Usted y yo compartimos la herencia de Jesús, porque somos los hijos e hijas de Dios, del Espíritu eterno. Nuestra identidad espiritual individual, que incluye sólo la bondad de Dios, ha sido establecida desde el comienzo, no desde un comienzo cronológico, sino desde el fundamento espiritual de toda la creación. Veremos cada vez con más claridad que sólo el bien ya ha sido” y que, en verdad, en nuestro futuro sólo hay lugar para el bien.

Ciencia y Salud nos asegura: “Los objetos del tiempo y de los sentidos desaparecen en la iluminación de la comprensión espiritual, y la Mente mide el tiempo de acuerdo con el bien que se desarrolla. Ese desarrollo es el día de Dios, y ‘no habrá allí más noche’”.Ciencia y Salud, pág. 584. Podemos estar agradecidos porque Dios ha preparado sólo el bien para Su creación, ¡para siempre!

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