Los noticieros hablan sobre la explotación de niños que existe en América Latina, India, Pakistán, África y el Sudeste de Asia. El número de niños que no tienen hogar o son maltratados parece increíble y nulas nuestras posibilidades de ayudar. Aun así, en Venezuela, un grupo de personas decidió desafiar la suposición de que nada se podía hacer, y como resultado surgió la Asociación Ayuda a un Niño. , abogada que vive en Venezuela, hace poco conversó con sobre su trabajo en esta institución.
La Asociación Ayuda a un Niño está compuesta por un grupo de mujeres de todas partes del mundo que ahora viven en Venezuela. Comenzamos estableciendo una casa para niños de la calle. Ahora tenemos seis casas. En este país, la necesidad de tener este tipo de viviendas es muy grande, y los niños responden muy rápido al amor y al cuidado que allí reciben.
También se trabaja en los barrios pobres, hablando con la gente. En ocasiones, la simple orientación es pieza clave para solucionar muchos problemas. Los niños que viven en estas casas vienen de las más dispares y, en ocasiones, las más terribles situaciones. Pero siempre es necesario indagar cualquier lazo familiar que tengan e intentar la reinserción del menor nuevamente a su familia. Muchas veces no hay familiares o realmente es mejor para el niño no volver al lugar de donde salió, pero en otras ocasiones esta reinserción es posible y los resultados son muy positivos, no sólo para el niño sino para todo el grupo familiar.
¿Cómo comenzaste a trabajar en la Asociación?
Estudié derecho en Barcelona, España, pero no quise trabajar en ese campo en Venezuela ya que para obtener la reválida de mi título, tendría que haber hecho nuevamente un montón de exámenes. Pero lo cierto es que desde que llegué a este país tan maravilloso, quise hacer algo que fuera útil para los demás. Hace seis años que estoy en la Asociación y profesionalmente me siento realizada.
¿Cuántos niños hay en la casa en la que trabajas?
Hay veintitrés muchachos que ya decidieron cambiar su vida y quedarse definitivamente a vivir en “familia”; pero el número de los que llegan y se van es muy variable y depende de los días.
¿Qué te ayuda en tu trabajo con los niños?
La oración es lo más importante. Desde pequeña aprendí que orar es afirmar el bien en el pensamiento aunque la experiencia humana nos muestre una situación desesperada. He comprobado que esa afirmación produce cambios sorprendentes en lo que está ocurriendo. Así que oro para poder ver a esos niños como Dios los ve: perfectos y completos. El estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud me ha dado la certeza de que ningún hijo de Dios queda fuera de Su amoroso cuidado, por lo que las necesidades de estos niños son cubiertas por el Amor divino. Su identidad espiritual está a salvo, su integridad como reflejos de Dios, intacta, y todos sus anhelos de un hogar seguro, amor y felicidad, satisfechos por Decreto divino.
También me recuerdo con frecuencia que el bien que estos niños reciben no procede de mi esfuerzo humano sino que es una manifestación de lo que Dios les proporciona constantemente. Esta idea me ha abierto posibilidades insospechadas en la tarea de recaudar los fondos necesarios para el proyecto.
Ver las cosas así te debe dar mucha fortaleza, ¿no?
Sí, la oración impide que me deje impresionar por la crudeza de algunas situaciones. El temor y la lástima obstaculizan el trabajo y pueden llegar a paralizar nuestras mejores intenciones. Creo que un punto de vista más elevado protege a todos los implicados.
¿Han tenido algún problema legal en lo que se refiere a cuidar de los niños?
No, porque tenemos un enfoque diferente del que usan las instituciones gubernamentales. Ellos toman a los niños en las calles y los encierran contra su voluntad como en una prisión. Y eso no da buenos resultados. En cambio nuestro hogar funciona como una casa abierta. Esto significa que los chicos pueden entrar y salir cuando quieran. La casa tiene ciertas normas que los muchachos entienden rápidamente porque les recuerdan algo que ellos conocen muy bien, y es la idea del intercambio y la transacción. La diferencia con lo que ellos han vivido es que aquí, a cambio de un plato de comida, no se les pide dinero sino dos horas de su tiempo con una maestra que les enseña a leer. Lo más importante es hacer todo con un amor incondicional, con mucho respeto de su individualidad y con una confianza absoluta en su capacidad para cambiar y transformar sus vidas.
A los muchachos les gusta el lugar, y normalmente traen a otros amigos de la calle y muy pronto deciden quedarse definitivamente en el hogar.
¿Qué ocurre con la dependencia de las drogas?
El lastre que algunos de estos niños acarrean consigo es muchas veces terrible, y el de las drogas es el peor de ellos. Pero si se da el primer acercamiento al hogar y los chicos nos dan la posibilidad de ayudarlos, entonces las cosas van por buen camino. Una vez que el niño te abre su corazón y te otorga su confianza es fácil ayudarlo a tomar las decisiones correctas; como por ejemplo acudir a una institución especializada en este tipo de problemas.
Al considerar la situación como abogada, ¿qué ves?
Quisiera ver la situación como abogada de Dios, una abogada que recurre de continuo a las leyes divinas. Estas leyes nos hablan de la felicidad y la plenitud como derechos inalienables del hombre. Deseo abogar por esos derechos.
En nuestro trabajo tenemos contacto con médicos y psicólogos. Y muchas veces dicen cosas en relación a los niños, que parecen ser condenas de tristeza y desesperanza. Por ejemplo recuerdo que un psicólogo me dijo de un niño de tres años que terminaría asesinando o quitándose la vida. Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Pensé que ese juicio no podía ser una ley. Es imposible que un ser humano — un niño de tres años — no pueda tener otras opciones en la vida.
La convicción de que cada niño es una idea de Dios, anula esos pronósticos fatales y descubre que está libre de lastres humanos. No hay pasado que los pueda condicionar desfavorablemente, no hay experiencias que puedan marcarlos para mal, si los identificamos como hijos de Dios. Él renueva la herencia de libertad de cada uno día a día. Estas afirmaciones provienen de las leyes de Dios, y ellas son las únicas que pueden guiarnos e influirnos. En relación al niño que mencioné, el pronóstico nunca se cumplió y se integró perfectamente a la vida en familia.
Casi todos los chicos responden muy rápido al amor que reciben. Cambian. Quieren olvidar lo vivido y comenzar de nuevo. Uno de los pequeños que conocí en mi trabajo tenía dos años y medio y su situación era terrible. Estaba en gran estado de abandono y malnutrido. Parecía desconectarse de lo que lo rodeaba por largas horas. Tenía una enfermedad contagiosa en la piel y parásitos en el estómago. Definitivamente necesitaba que alguien cuidara de él. Yo me ofrecí, y mi esposo estuvo de acuerdo. La intención era cuidarlo por un tiempo y ofrecerle amor, pero la sorpresa fue todo lo que él tenía para ofrecernos a nosotros.
Apenas llevarlo a casa, supe que ése era su lugar, y muy pronto mi esposo y yo iniciamos los trámites para adoptarlo. Sanó en poco tiempo de todas las dolencias sin quedar rastro, creció cinco centímetros en un mes y medio, y los bloqueos mentales desaparecieron.
Hoy tiene seis años y es un niño muy brillante. Habla inglés mejor que yo, porque está asistiendo al Colegio Internacional. Es muy creativo y es muy amoroso con su hermana, (ella tiene un año y también es adoptada). Es sano y fuerte, y expresa mucho amor e inteligencia, y ... bueno, ¡no soy muy objetiva cuando hablo de ellos!
Hay niños sin hogar en todo el mundo. ¿Qué es lo que te da esperanzas cuando ves la magnitud del problema?
Bueno, una vez escuché una historia sobre una terrible tormenta que arrojó miles de estrellas de mar a la playa. Un anciano pescador comenzó a recogerlas y devolverlas al mar. Y un joven le dijo: “No te esfuerces, son demasiadas. No podrás salvarlas a todas”. El anciano tenía una estrella de mar en la mano y le contestó al muchacho: ‘Tal vez no a todas, pero a ésta sí la salvaré”. Y la lanzó al mar.
Yo creo que es buena idea la de concentrarse en ayudar a la persona necesitada que las circunstancias ponen a nuestro lado. Si tan sólo un niño se salvara, tras años de trabajo y dedicación, igual valdría la pena el esfuerzo. Además, aunque el problema es muy grande, también hay mucha gente dispuesta a ayudar y dar amor.
Antes mencionaste que lo importante al ayudar a los niños es mostrarles que tienen opciones. ¿Quieres comentar algo más al respecto?
El punto de vista espiritual de que estos niños son hijos de Dios, te da la esperanza de que sus oportunidades son infinitas. En Ciencia y Salud hay un lugar donde la Sra. Eddy dice: “Dios expresa en el hombre la idea infinita, que se desarrolla eternamente, que se amplía y eleva más y más desde una base ilimitada”. Este concepto de una vida llena de posibilidades es el derecho divino de cada uno de esos niños.
