Hoy nos comunicamos en menos tiempo y con menos palabras que hace unos años. Nuestros e-mails están llenos de abreviaturas y códigos que tratan de decir mucho, en muy poco tiempo. Este tipo de comunicación rápida y fácil es una especie de taquigrafía moderna.
Necesitamos el hábito mental de preguntarnos el “porqué” de las cosas.
Pero a veces vamos demasiado lejos con el fin de simplificar nuestra comunicación. Nos olvidamos de transmitir toda la idea, el razonamiento, y el porqué de algo. Y esto con frecuencia crea problemas de relación, especialmente entre padres e hijos. ¡Cuántas veces escuchamos a nuestros padres decir “no”! ¿Y cuántas veces nuestros padres nos han escuchado decir a nosotros lo mismo? Puede que cuando un padre dice “no”, el hijo le conteste con un argumento. Puede que el verdadero problema sea que no hay suficiente explicación. ¿Es “no” porque está mal? ¿Es “no” porque está mal en este momento? ¿Es “no” porque es necesario hacer algo al respecto?
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!