Hoy nos comunicamos en menos tiempo y con menos palabras que hace unos años. Nuestros e-mails están llenos de abreviaturas y códigos que tratan de decir mucho, en muy poco tiempo. Este tipo de comunicación rápida y fácil es una especie de taquigrafía moderna.
Necesitamos el hábito mental de preguntarnos el “porqué” de las cosas.
Pero a veces vamos demasiado lejos con el fin de simplificar nuestra comunicación. Nos olvidamos de transmitir toda la idea, el razonamiento, y el porqué de algo. Y esto con frecuencia crea problemas de relación, especialmente entre padres e hijos. ¡Cuántas veces escuchamos a nuestros padres decir “no”! ¿Y cuántas veces nuestros padres nos han escuchado decir a nosotros lo mismo? Puede que cuando un padre dice “no”, el hijo le conteste con un argumento. Puede que el verdadero problema sea que no hay suficiente explicación. ¿Es “no” porque está mal? ¿Es “no” porque está mal en este momento? ¿Es “no” porque es necesario hacer algo al respecto?
Cuando estudio la Biblia y Ciencia y Salud, siempre me impresiona ver cómo estos libros nos dan los móviles y las razones de por qué debemos hacer cosas. Pienso que si tratáramos de hacer lo mismo en nuestra comunicación y en nuestra relación con los demás, nos ayudaríamos más los unos a los otros, de la misma manera que estos libros nos ayudan. Un tono más amistoso, una explicación de nuestras actitudes, estaría más cerca del concepto espiritual de “comunicación”.
Considero que para poner este tipo de comunicación espiritual en práctica, necesitamos dos cosas. Primero, necesitamos el hábito mental de preguntarnos el “porqué” de las cosas. Tenemos que buscar cuál es la razón detrás de algo. Segundo, necesitamos amar a nuestros “semejantes”, nuestros amigos y miembros de la familia. Porque si realmente los queremos, no vamos a tener problema en explicarles las razones para hacer y preguntar ciertas cosas. No nos va a importar tomarnos el tiempo y el esfuerzo para hacerlo. Permitiremos que Dios nos dé el tipo de cuidado que hará que nuestra comunicación sea realmente eficaz. No estaremos repitiendo las palabras que escuchamos decir a los demás. Permitiremos que Dios nos dé las palabras que decimos.
São Paulo, Brasil
teens@csps.com
 
    
