Cuando cursaba el bachillerato, solía divertirme mezclando dos sustancias químicas en un tubo de ensayo, y observando cómo burbujeaban y hacían espuma. Pero años después, cuando estaba limpiando mi casa y mezclé dos productos diferentes sin leer las etiquetas, la reacción violenta y el gas que emitieron no fueron tan divertidos. No sólo aprendí una lección de sensatez, sino que también vi un ejemplo de la reacción que se produce al unir dos sustancias antagónicas.
Es importante comprender que se puede producir una reacción similar entre las personas, e incluso entre ciertas características de una persona, cuando los elementos materialistas del pensamiento son puestos al descubierto y destruidos por el poder purificador de Dios. Mary Baker Eddy describe la reacción de este modo: "Lo que denomino quimicalización es el trastorno que se produce cuando la Verdad immortal está destruyendo la creencia mortal errónea".Ciencia y Salud, pág. 401.
La gran bondad de Dios, o sea, la acción de la Verdad y el Amor infinitos, agita, pone al descubieto y destruye a su opuesto. Este proceso puede ser pacífico o agitado, pero siempre se produce porque el propósito transformador y sanador del Amor es irresistible. Es necesario conocer el proceso de quimicalización para entender la curación cristiana, así como muchos fenómenos que se producen en el mundo actualmente.
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