Es el 17 de enero de 2002, y treinta lectores del Heraldo en francés de todas partes del mundo se reúnen por dos horas para intercambiar ideas por teléfono. Para la dama que vive en la Isla Mauricio es medianoche, no obstante su “bonjour” es muy vivaz y alegre. El equipo editorial del Heraldo en francés de Boston, que organizó esta llamada telefónica internacional, no puede ocultar su entusiasmo.
Por primera vez desde que la edición del Heraldo en francés se publicara en 1918, los lectores de habla francesa y el personal editorial de Boston se reunieron para hablar sobre cómo apoyar mejor al Heraldo. Esta primera llamada internacional fue seguida por otras, y todas ellas han traído innovación y unidad y han hecho que más gente de habla francesa se animara a escribir para la revista.
Realmente han ocurrido muchas cosas en estos últimos quince años. La creación de la edición radial del Heraldo en francés a fines de 1987, llevó a la Christian Science a hogares en todo el mundo. A lo largo de los años, varios miles de radioescuchas, particularmente en África, se han sentido conmovidos por las sanadoras ideas del programa, han comenzado a leer Ciencia y Salud, y se han afiliado a La Iglesia Madre.
La edición radial del Heraldo en francés continúa preparando el camino para los pasos que tomó la edición impresa. Un amigo de Kinshasa, República Democrática del Congo, dice que desde 1998, año en que la revista adoptó un formato más grande e introdujo color y fotografías en su diseño, se vende como pan caliente, y la gente lo comparte con sus amigos con frecuencia, de manera que varios individuos leen de un mismo ejemplar.
El Heraldo como vehículo portador de ideas sanadoras, tiene un gran potencial y mucho futuro en los países de habla francesa. Su circulación ha aumentado un tercio en los últimos años, e incluso países de habla francesa conocidos por su aversión a la religión, ahora anhelan encontrar espiritualidad. El Heraldo siempre está explorando nuevas maneras de servir mejor a su público en todo el mundo.
El Heraldo de la Ciencia Cristiana en braille
Uno de los Heraldos que se elaboró más rápidamente fue la edición en braille en inglés, que sirvió a sus lectores por más de sesenta años. Este sistema de puntos, que representa un alfabeto, puntuación y otros símbolos necesarios para transmitir ideas, fue inventado por un hombre ciego llamado Louis Braille, en 1824. La edición en braille del Heraldo comenzó a través de William P. McKenzie, Fideicomisario de La Sociedad Editora de la Christian Science. Hacia fines de 1929 o principios de 1930 — los archivos no son muy claros al respecto — McKenzie propuso a los otros miembros de la Administración Fideicomisaria y luego a los redactores de las revistas religiosas que consideraran la posibilidad de producir una edición de El Heraldo de la Ciencia Cristiana en braille en inglés.
En aquella época, un Científico Cristiano llamado J. Robert Atkinson era gerente de la Universal Braille Press. Atkinson había encabezado la iniciativa de publicar una edición de Ciencia y Salud en braille en inglés en 1924. De manera que cuando los Fideicomisarios se comunicaron con él, estuvo muy interesado y les envió un estimado del costo.
En septiembre de 1930, Roland Harrison, Gerente de la Sociedad Editora, le informó a Atkinson que habían archivado los planes para producir la edición en braille. Atkinson contestó señalando que otras publicaciones religiosas estaban produciendo ediciones en braille y tenían en aquella época una circulación importante. Durante los siguientes meses, él continuó enviando a los Fideicomisarios información sobre lo que otras denominaciones hacían y los persuadió de ese modo a que reanudaran las conversaciones.
El 4 de diciembre de 1930, los Fideicomisarios presentaron la posibilidad de producir un Heraldo en braille a los Directores y ellos dieron su aprobación al día siguiente. El primer número de este Heraldo fue publicado en abril de 1931, tan sólo 16 meses después de que la idea se planteara a los Fideicomisarios.
La publicación dejó de producirse en 1996.