EN 1903, época en que el Heraldo hacía público por primera vez el mensaje de curación de la Christian Science al mundo que no es de habla inglesa, los hermanos Wilbur and Orville Wright lograban remontar su máquina voladora. Con este paso tan trascendental en la nueva era de la aviación, se ampliaban las oportunidades de acercar más a las culturas de esta aldea mundial. Del mismo modo, el Heraldo ha ofrecido nuevas oportunidades para comprobar cuán cerca hemos estado siempre de Dios, cualquiera sea el lugar donde moremos.
El Heraldo fue fundado en la alborada de un siglo de descubrimientos maravillosos, para proclamar a todos los rincones del mundo que Dios, la Verdad, está en todas partes al mismo tiempo, y siempre; que la curación cristiana es posible dondequiera que uno viva, y que las posibilidades son infinitas para todos cuando andamos de la mano de Dios.
Hoy, el Heraldo continúa llegando a los que se aferran a sus ideales, incluso en lugares donde el progreso parece muy lento. Llega al niño para decirle que ahora es el momento de poner toda su confianza en Dios, el Padre-Madre que está siempre a nuestro lado. Y llega al adulto para decirle que persevere, que nunca es demasiado tarde para que el bien llegue a nuestra vida, que el Dios en quien pone sus esperanzas está con él para ayudarlo. Gracias al alcance mundial de la radio las personas han conocido la Christian Science y han formado sociedades e iglesias.
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