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Sanó de convulsiones

Del número de abril de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


DURANTE más de dos años, esporádicamente, sufrí de convulsiones ocasionadas por indigestión. En esa época, todavía vivía con mis padres y hermanas. Algunas veces me despertaba de madrugada muy descompuesta y con convulsiones, y luego perdía el conocimiento. Si antes de eso lograba avisar a mis padres, ellos amorosamente oraban por mí y me acompañaban hasta que me restablecía. Aunque yo también oraba, parecía que no tenía tiempo suficiente para orar con efectividad por mí misma cuando se producía este malestar.

Sabía que Dios me estaba cuidando constantemente con infinito amor, y que bajo Su gobierno no podía pasarme nada malo, que Él me había creado perfecta y de esa manera me preservaba, así que mantenía estas verdades en mi pensamiento.

Tiempo después, estando recién casada, una noche volví a despertarme con los mismos síntomas. Me dio un poco de vergüenza pedirle ayuda a mi marido. Pensé que Dios estaba conmigo ahí mismo y que Su auxilio era más que suficiente.

“Dios mío, ayúdame”, le pedí. No quería perder el conocimiento. Recordé una cita de la Biblia que había estado estudiando la mañana anterior en la Lección Bíblica Semanal: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza“ (Salmo 3: 3). Me vino al pensamiento la idea de que cualesquiera fueran los síntomas físicos, no eran la verdad de mi ser. Tenía que elevar mi pensamiento por encima de la oscuridad de esa condición, y recurrir a Dios. En ese mismo momento yo era la manifestación perfecta y eterna de Dios, incluía todo lo bueno, y esa verdad era mi escudo y elevaba mi conciencia por encima de esa apariencia dolorosa. Yo no podía seguir sufriendo, sino que tenía dominio sobre las funciones del cuerpo, porque Dios me daba ese dominio.

Instantes después, me sentí muy bien. Ya han pasado más de diez años y esa condición no ha vuelto a presentarse.

Estoy muy agradecida por esta curación, por haber recibido educación espiritual de mis padres, y haber asistido desde muy pequeña a la Escuela Dominical de la Christian Science donde aprendí mucho acerca de Dios y su creación espiritual y sobre la Biblia. También estoy inmensamente agradecida por haber tomado Instrucción en Clase Primaria con una maestra autorizada de la Christian Science, lo que me ayudó a profundizar más en el tema infinito de la curación espiritual. ¡Me llena de alegría y gratitud comprobar que Dios me ama y cuida de mí y de mi familia siempre!


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