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Una familia opta por Dios, no el soborno

Escrito especialmente para el Heraldo

Del número de abril de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


EL TELÉFONO sonó y al otro lado de la línea alguien dijo: “Por unos pesos, yo puedo hacer que no vayas a la cárcel”.

Las palabras sonaron tan inadecuadas en un momento en que todo era desconcierto y pesar por lo ocurrido, que el joven por unos instantes quedó paralizado.

Se fortaleció nuestra confianza en la justicia divina.

El accidente del que había sido participante involuntario, y en el que falleciera una persona, era lo más traumático que jamás le había sucedido.

Por lo tanto, esas frías palabras expresadas por una voz anónima, contribuyeron a enrarecer aún más el ambiente cargado de pesar. La familia entera estaba orando por él y se le había pedido a un practicista de la Christian Science que los ayudara también con la oración. Pero en ese momento, cuando era tan reciente el trágico hecho, la llamada creó un desconcierto todavía mayor.

La persona que había atendido colgó sin contestar. En esa familia, siempre se habían apoyado en Dios para resolver los problemas grandes o pequeños, y ése era el momento adecuado para afirmarse aún más en Él. La madre del muchacho trataba de mantener en su pensamiento las ideas aprendidas en Ciencia y Salud. Entre ellas, que Dios lo ha creado todo espiritualmente y de una manera perfecta, y que esto incluía tanto a la persona que había llamado por teléfono como a la que había fallecido; que la justicia tiene su origen en Dios y es suprema; que los hombres y mujeres que pueblan el universo han sido creados a imagen de la Deidad. Así mismo, estos pensamientos de un himno favorito le trajeron inspiración:

Es Todo-en-todo Dios,
temor no sentiréis;
mirad caer el mal,
sabed que aquí Él está.

Es Todo nuestro Dios;
no hay sutil error;
el brillo de Verdad
y del Amor veréis.Himnario de la Christian Science, N° 267.

Estos conceptos tan poderosos de Dios como Verdad y Amor, que puede derrocar al mal en cualquiera de sus formas, fueron de enorme ayuda para todos. Poco a poco, el joven que había tenido el accidente fue emergiendo de su tristeza y abatimiento y, luego de varias audiencias con el Juez a cargo del caso y declaraciones de testigos a su favor, que fueron consideradas determinantes, el fallo emitido lo declaró inocente de toda culpa.

Todavía los conmueve el recuerdo de la voz anónima, prometiendo una libertad fácil mediante el pago de dinero. Pero esta familia decidió no aceptar una oferta corrupta y deshonesta y sus integrantes se esforzaron por tener presente todo lo que habían ido aprendiendo acerca de Dios y de Su verdadera creación espiritual.

Durante esta dolorosa experiencia, una declaración de Ciencia y Salud probó ser de invalorable ayuda: “Todos somos escultores, elaborando variadas formas, modelando y cincelando el pensamiento. ¿Cuál es el modelo ante la mente mortal? ¿Es la imperfección, el gozo, el pesar, el pecado, el sufrimiento? ¿Habéis aceptado el modelo mortal? ¿Lo estáis reproduciendo?”Ciencia y Salud, pág. 248. Y más adelante dice: “¿No oís a toda la humanidad hablar del modelo imperfecto? El mundo lo pone delante de vuestra vista continuamente. El resultado es que estáis propensos a seguir esos patrones inferiores, a limitar así la obra de vuestra vida y a adoptar en vuestra existencia el diseño anguloso y la deformidad de los modelos de la materia”.

Esta familia comprobó que negarse a aceptar el concepto común acerca de la humanidad como susceptible a la inmoralidad y tener presente el modelo perfecto del hombre como la semejanza misma de Dios, disipa cualquier evidencia de deshonestidad o corrupción, cualesquiera sean las esferas afectadas de la sociedad. Es muy posible que la persona que realizó la llamada anónima tuviera el poder de ordenar que excarcelaran al joven. Pero la fe y el entendimiento de que existe una justicia superior, la de Dios, probó que el hombre está sujeto sólo a las leyes divinas y amparado siempre por las mismas.

Este muchacho, y todos los que formamos parte de su familia, aprendimos una valiosa lección. Se fortaleció nuestra confianza en las leyes universales de la Verdad, en la justicia divina que permanece inalterable a pesar de la evidencia contraria ante nuestra vista, y en el amparo siempre presente del amor imparcial de Dios.

La importancia de mantener en el pensamiento la presencia de la creación espiritual como única y verdadera, es lo que hizo que la justicia de las leyes de Dios se manifestara en la experiencia de este muchacho, de acuerdo con las palabras del apóstol Pablo en la Biblia: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad... y el Dios de paz estará con vosotros”. Filipenses 4:8 y 9.

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