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Curación de glaucoma

Del número de mayo de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


HACE algunos años, fui a un oftalmólogo para que me recetara lentes para leer. Después de examinarme, el médico me dijo que tenía glaucoma, que según él se debía a un problema de alta presión sanguínea en los ojos.

Luego me recetó unas gotas y me dijo que a partir de entonces tendría que usarlas porque, en su opinión, el glaucoma era incurable. Posteriormente agregó que si bien hasta entonces mi visión no se había deteriorado, si no seguía el tratamiento que me prescribía me quedaría ciego.

Al principio usé las gotas. Sin embargo, yo me sentía muy agradecido por las curaciones que había tenido mediante la Christian Science desde niño y deseaba confiar en Dios también en esta ocasión. Por lo tanto, llamé a un practicista de la Christian Science y le dije que estaba decidido a dejar de usar las gotas para los ojos, si me ayudaba mediante la oración. El practicista me respondió que estaba dispuesto a ayudarme y me pidió que estudiara algunos pasajes de la Biblia y de las obras de Mary Baker Eddy.

Dos pasajes de Ciencia y Salud me fueron especialmente útiles. Uno de ellos dice: “Si es verdad que los nervios tienen sensación, que la materia tiene inteligencia, que el organismo material es lo que hace que los ojos vean y los oídos oigan, entonces, cuando el cuerpo se desmaterializa, esas facultades tienen que perderse, porque su inmortalidad no está en el Espíritu; por el contrario, el hecho es, que sólo por la desmaterialización y espiritualización del pensamiento puede concebirse que esas facultades son inmortales” (pág. 211).

Otra declaración de Ciencia y Salud que me dio plena confianza en el poder de Dios para restaurar la visión fue la descripción de ojos — inspirada en la Biblia — que se encuentra en la página 586. Allí Mary Baker Eddy dice que los ojos representan “discernimiento espiritual — no material, sino mental”. En mi opinión, esto significa que no son los ojos materiales los que realmente ven. Es Dios, el Espíritu, el que ve, y yo veo porque reflejo a la Mente que es Espíritu. Este hecho es cierto para todos, por toda la eternidad.

Me sentí muy agradecido por entender estos pasajes, que fueron para mí una revelación. El practicista me dijo, además, que yo no debía personalizar mi visión. Me di cuenta de que limitamos el alcance de nuestra visión cuando hablamos de “mi vista” o “mi visión”, en lugar de considerar que la capacidad de ver es un don universal del Espíritu.

Dos semanas después de haber ido a ver al practicista, tuve la certeza de que estaba sano. Cuatro años más tarde fui a ver a otro oftalmólogo quien, después de examinarme los ojos, me dijo que mi presión sanguínea era normal y que no tenía glaucoma.

Estoy muy agradecido al practicista de la Christian Science que realmente abrió mis ojos al hecho de que la visión es otorgada por Dios y por lo tanto no puede perderse. Estoy también agradecido a Mary Baker Eddy por haber descubierto y puesto por escrito las leyes de la existencia espiritual.


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