Hace un tiempo hice un viaje a Brasil para asistir a un encuentro de jóvenes que, como yo, se interesan en temas de espiritualidad.
Después del encuentro, me quedé unos días en casa de un amigo, y un fin de semana nos fuimos al campo de su familia. Yo me alegré porque gusto mucho de la naturaleza y de la tranquilidad que allí se respira.
El día del viaje dediqué cierto tiempo a estudiar pasajes de la Biblia y del libro Ciencia y Salud y, como lo hago diariamente, a orar para sentir la armonía y seguridad que Dios nos prodiga. Teníamos un largo viaje por delante
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