Después de alimentar a una multitud hambrienta, Cristo Jesús pidió que se recogieran todos los restos de comida que quedaran, para que no se perdiera nada. Lo que quedó después de que todos estuvieron satisfechos fueron doce canastas llenas, señal significativa de la provisión abundante de Dios, así como una lección respecto a la sabia conservación de las bendiciones divinas.
¿Qué mejor forma de seguir el ejemplo de Jesús en nuestras propias vidas, que escribir para las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana? Reunir los pensamientos inspirados que nos han alimentado, y compartirlos en un artículo o testimonio, asegura que ninguna de esas ideas sanadoras se perderá. Más bien, se transmitirán a otros que anhelan recibir buenas nuevas acerca de la actividad del Cristo en el mundo hoy en día. A su vez, los lectores pueden cosechar las bendiciones al aplicar la verdad ellos mismos.
Transmitir nuestra inspiración y frutos obtenidos, es un empeño desinteresado, y brinda un regalo que llega alrededor del mundo y a través de las épocas. Cada texto publicado en nuestras publicaciones periódicas se transforma en parte del registro sanador permanente de la Iglesia de Cristo, Científico, y es preservado para futuras generaciones de buscadores de la Verdad.
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