Cuando anhelo alcanzar una compresión más elevada de armonía, a menudo oro con esta definición de la Ciencia Cristiana que da Mary Baker Eddy en su libro Rudimentos de la Ciencia divina: “...la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal” (pág. 1).
He aquí un ejemplo de cómo el recurrir a esta ley de armonía me ayudó a encontrar tranquilidad y confianza de que todo estaría bien durante una situación discordante que surgió en mi barrio. Estaba sentada junto a mi escritorio con la ventana abierta para aprovechar la fresca brisa del océano. Me sentía intrigada por un comentario que una oradora había hecho en una transmisión que estaba escuchando. Ella dijo que su maestro de Ciencia Cristiana había dicho que cada año deberíamos estar haciendo menos de lo que cualquiera puede hacer, y más de aquello que solo quien comprende la Ciencia divina del Cristo puede hacer.
De pronto, las voces de dos hombres que comenzaron a gritarse muy fuerte interrumpieron lo que estaba pensando. El sonido venía del estacionamiento cercano al edificio de condominios donde vivo. Debido a las recientes noticias de tiroteos y delincuencia que había en la ciudad, me preocupaba que esto fuera en aumento y me preguntaba qué acciones preventivas podrían tomarse.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!