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Original Web

Pensar en los políticos de una forma diferente

Del número de diciembre de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 26 de septiembre de 2019 como original para la Web.


Cualquiera de nosotros estaría de acuerdo en que estos son tiempos partidistas y polarizantes, ya se trate de un gobierno que intenta influir a los ciudadanos de otro país, o de las diversas formas en que los políticos intentan obtener votos en su propio país. Siempre he tratado de evitar las contiendas de la política partidista, pero recientemente me encontré atraída hacia ella, y no me gustó.

Esto surgió al pensar en una conversación que había tenido con unos amigos acerca de cierta política que corre para ser reelecta. Les dije que mi único criterio para su oponente era que la persona “respirara”, tal era mi oposición contra esta candidata. En aquel momento todos nos reímos, pero al pensar en ello más tarde, me di cuenta de que esa forma de pensar solo sirvió para promover un sentido de polarización y frustración.

Me vino muy fuertemente a la mente un pasaje bíblico que a menudo me ha resultado útil, por lo que prácticamente podía escuchar las palabras de Cristo Jesús resonando en mis oídos: “Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos” (Juan 13: 34, 35, NTV).

Noté que Jesús no dijo amar a todos excepto a los políticos o solo “si él o ella piensa como tú piensas”. Así que tuve que preguntarme, ¿Qué significa amar a otro, especialmente si esa persona es una figura pública que parece tener un efecto polarizador?

Me di cuenta de que en el pasado había comprobado cuan útil era esforzarme por ver a los demás bajo una luz más espiritual, en lugar de apresurarme a juzgarlos. Así que decidí adoptar este enfoque.

Pensé en que Jesús había tenido que lidiar con todo tipo de líderes, y podía ser duro cuando era necesario. Pero el punto crucial era que no los veía simplemente como seres humanos llenos de defectos, separados del amor de Dios. Para él, todos ellos eran en realidad la creación espiritual de Dios, y cada uno era útil y amado.

Esto me ayudó a ver que la candidata en particular contra la cual estaba reaccionando, y toda la gente, merecen el amor de Dios por ser hijos de la Mente divina única. Esto no quiere decir que nos deben, o deberían, gustar todas las acciones de la gente. Quiere decir distinguir la mentalidad material que lleva a las acciones egoístas o de interés propio, de las cualidades espirituales que representan a la Mente que es Dios; tales como inteligencia, sabiduría, previsión y paciencia. Todos somos igualmente esenciales en la creación de Dios, pero nuestra importancia emana de la naturaleza espiritual que tenemos cada uno, la cual no está definida por la educación, la riqueza, los contactos, y así sucesivamente.

Al pensar en estos puntos en relación a mis sentimientos respecto a esta política en particular, comprendí que si mi criterio de un político eficaz era que él o ella simplemente respirara, entonces la candidata contra la cual me oponía realmente cumplía con mi criterio: ¡Ella respiraba!

Al principio me reí ante este discernimiento espiritual. Pero al mismo tiempo sentí que merecía esa reprimenda por ser tan crítica. Me di cuenta de que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de apoyar la integridad en el gobierno, y sentir verdadera compasión hacia aquellos que trabajan en la administración pública. La presencia y el poder de Dios están allí para todos, cualquiera sea el género, la afiliación política o los antecedentes. Todos somos mucho más que las posiciones que asumimos respecto a los asuntos y partidos que decidimos apoyar.

Naturalmente, cuando votamos tenemos que tomar una decisión. Pero he descubierto que tomarse el tiempo de considerar la naturaleza espiritual de todos los participantes, puede abrir mi corazón para tener una discusión productiva, y guiar mi decisión individual respecto a cuál candidato siento que está mejor capacitado para ocupar un puesto público de liderazgo.
Al considerar la próxima elección en mi área desde esta base más espiritual, he estado pensando de una forma diferente respecto a esto. En lugar de tratar de encontrar lo que estaba mal en esta persona, he estado escuchando sus declaraciones, así como los comentarios de sus candidatos opositores. He descubierto que ella ha tenido algunos logros valiosos, y he llegado a respetarla.

No puedo proyectar el resultado de la contienda, como los expertos tratan de hacer. Pero sí sé que el cambio en mi pensamiento me ha capacitado para evaluar mejor los temas políticos que necesitan tratarse, y considerar más objetivamente a cada uno de los candidatos en la contienda electoral, todos los cuales, realmente, respiran y, lo que es más importante, son hijos de Dios y merecen igualmente ganar.

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