Después que un amigo usó la palabra observar para describir sus tradiciones religiosas y familiares, pensé más detenidamente en lo que significa observar, celebrar y reconocer la Navidad. Cuando “observo” la Navidad, ¿qué veo?
Inicié mi exploración con la Biblia. Comenzando con el Antiguo Testamento, fueron los profetas —observadores espirituales profundamente apasionados— quienes predijeron la venida de la salvación. Como la primera luz pálida del alba, estos profetas vislumbraron el amanecer de la salvación que Cristo Jesús traería al mundo.
En su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy define profeta como “un vidente espiritual; la desaparición del sentido material ante la consciencia de las realidades de la Verdad espiritual” (pág. 593). Esta es una función que podemos desempeñar hoy. Y si debemos ser videntes espirituales, entonces observar la Navidad requiere visión espiritual y dejar de lado los conceptos mortales. Prestar atención principalmente a una perspectiva espiritual de la Navidad nos lleva a aceptar las actividades propias de la época —decoraciones, compras, comida, fiestas, etc.— de la forma más útil y equilibrada posible. Para hacerlo, tenemos que profundizar más a fin de observar los hechos de la verdad espiritual que son fundamentales para el amanecer del cristianismo y fueron bien recibidos a través del nacimiento de Cristo Jesús.
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