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Original Web

La verdad trae curaciones rápidas

Del número de junio de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 3 de mayo de 2019 como original para la Web.


De camino para nuestra Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, donde sirvo como voluntario en el turno de la noche, me detuve en la tienda de comestibles y recogí un par de trozos de pollo frito. Mientras conducía y comía apresuradamente, un hueso de pollo se me atoró en la garganta y no se movía. Para calmar mis miedos, me aferré a la verdad de la presencia infinita, el poder y el cuidado amoroso de Dios para cada uno de nosotros.

Cuando el trabajador al que estaba relevando se fue, todavía no podía hablar con claridad. Pensé en toser para sacar el hueso de la garganta a la fuerza, pero no me sentía cómodo haciendo eso. La idea de tragar el hueso con agua era igualmente incómoda.

Pero el Salmo 46:1 promete: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Así que oré y comencé a leer la Lección Bíblica para esa semana, que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Mientras me imbuía de las citas de esta Lección, tomadas de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, me olvidé del hueso en la garganta. Transcurridos unos 15 minutos en esta lectura, sentí que el hueso se disolvió y pasó fácilmente por mi garganta, y ya no había más molestia.

Una declaración en la página 421 de Ciencia y Salud ayuda a explicar esta curación rápida: “Si quieres destruir el sentido de enfermedad, no debes aumentarlo deseando ver las formas que asume ni empleando un solo remedio material para su alivio”.

En una ocasión diferente, me desperté una mañana cerca de las 4 de la madrugada sintiéndome extremadamente mal. Mi primer pensamiento fue buscar mi Himnario de la Ciencia Cristiana para inspirarme. Al abrir el libro al azar, leí la primera estrofa de un himno con palabras de Samuel Greenwood:

Ningún sentido impedirá 
que vuele la oración,
callado afán del corazón,
que a Dios encontrará.
(No. 194)

Mientras leía estas palabras, la pesada sensación de enfermedad se desvaneció instantáneamente y me sentí completamente bien. Lo repentino de la curación me recordó una declaración del capítulo sobre la oración en Ciencia y Salud: “Toma consciencia por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales —ni están en la materia ni son de ella— y el cuerpo entonces no proferirá ninguna queja” (pág. 14). Esta curación rápida y permanente me ha dado una seguridad más profunda de la verdad presentada en Ciencia y Salud.

La Organización de la Ciencia Cristiana en la universidad me dio un ejemplar de este libro por primera vez. Al llevar el libro a casa y estudiarlo con regularidad, lo encontré mejor que cualquier cosa que estuviera estudiando en la escuela. La Biblia y Ciencia y Salud son las herramientas esenciales para la inspiración espiritual, la comprensión y la curación, a las que siempre se puede recurrir en busca de ayuda en momentos de necesidad.

Paul Derian
Fresno, California, EE.UU.

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