A veces parece como si muchos aspectos de la vida estuvieran determinados por la suerte, como si la vida no fuera otra cosa más que una serie de intentos a ciegas porque hay algún elemento desconocido que define las circunstancias y oportunidades, ya sea para bien o para mal. ¿Será posible ver más allá de este punto de vista poco fiable e inestable y experimentar un bien más constante en la vida diaria?
Hace un tiempo, enfrenté un año muy difícil, y esta fue una pregunta crucial para mí. Quería seguir una carrera pero no lograba concretarla. Trabajaba siete días a la semana, estaba exhausta y trataba simplemente de llegar a fin de mes. Según parecía no tenía mucha suerte.
Sin embargo, incontables veces antes yo había recurrido sinceramente a Dios en oración, inspirada por lo que había aprendido en la Ciencia Cristiana acerca de la naturaleza de Dios como Amor, y había hallado ayuda y curación. Había vislumbrado cuán natural es que los hijos de Dios sientan el tierno cuidado y la tierna presencia del Amor, y escuchen atentamente para conocer su plan, el cual solo incluye el bien. Así que en esta situación me volví nuevamente a Dios.
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