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Original Web

Para niños

¡Sé un buen portero!

Del número de mayo de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 8 de febrero de 2021 como original para la Web.


Mirar es algo que hacemos todo el tiempo. A veces vemos la tele. Otras vemos a mamá hornear galletas. ¡Me gusta ver a mi perra jugar con sus juguetes!

En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana aprendí sobre otro tipo de vigilancia de un libro llamado Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Dice así: “Sé el portero a la puerta del pensamiento” (pág. 392). Un portero es alguien que se para junto a la puerta y deja entrar a las personas que se supone que deben entrar. Un portero también mantiene afuera a la gente que se supone que no debe entrar.

Entonces, ¿qué quiere decir que eres como un portero a la puerta de tu pensamiento? Quiere decir que debes dejar entrar solo los pensamientos que son buenos y verdaderos: los pensamientos que provienen de Dios, porque Él es bueno.

Estar atento a lo que estás pensando te mantiene a salvo, es como cuando cruzas la calle y miras para ver si vienen autos. Mirar los pensamientos que te vienen también te mantiene feliz, como lo que sientes cuando estás con buenos amigos.

Una vez, alguien a quien quería mucho murió. Cada vez que pensaba en él, me sentía triste porque ya no podía verlo. A veces me hacía llorar. Me olvidé por completo de ser portera. En lugar de escuchar los pensamientos reconfortantes de Dios, dejé que los pensamientos tristes me dijeran que lo que amaba acerca de mi amigo había desaparecido.

Entonces recordé que podía pararme de portera y vigilar mi pensamiento. Quería ser una buena portera y dejar entrar solo pensamientos verdaderos y felices sobre mi amigo.

En la Escuela Dominical aprendí que Vida es otro nombre para Dios. Y como Él está siempre presente, la Vida está siempre aquí también. Dios nunca deja de ser la única Vida ni de causar todo el bien en mi amigo, en mí y en todos. Así que me di cuenta de que podía dejar entrar los pensamientos buenos y felices que me decían que la bondad, la amabilidad y lo divertido de mi amigo seguían aquí. Están siempre presentes, al igual que Dios; son cualidades que podía expresar y ver en los demás y recordar acerca de mi amigo. Y esto me hizo sentir feliz en lugar de triste.  

Empecé a mirar todo a mi alrededor muy atentamente, como un buen portero. Observaba al señor que empaca mi comida en el supermercado. La amabilidad que me encantaba de mi amigo ¡este hombre la expresaba también! Y cada vez que me río, sé que es la misma alegría en mí que Dios todavía está produciendo en mi amigo.

Vigilar mis pensamientos y ser portera me ayudó a consolarme. Y si bien hay veces en que deseo poder hablar con mi amigo, ya no me siento intimidada por los pensamientos tristes. En cambio, estoy ocupada sintiéndome feliz al dejar que los buenos pensamientos lleguen justo a la puerta de mi pensamiento.

Cada día, nos vienen muchos pensamientos, ya sea que estemos jugando con nuestro hermano o hermana, haciendo la tarea o escuchando a nuestra mamá y papá hablar de las cosas que están pasando en el mundo. Y a cada momento, Dios nos ayudará a saber qué pensamientos dejar entrar y a qué pensamientos prohibirles la entrada.

¿Te gustaría ser un buen portero también? 

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