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Original Web

La gratitud: un portal hacia el bien, Dios

Del número de mayo de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 3 de septiembre de 2020 como original para la Web.


Los estudiantes de la Ciencia Cristiana de todo el mundo se están preparando para estudiar la Lección Bíblica del Día de Acción de Gracias del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana de este mes, y participar en los correspondientes servicios de la iglesia. Al celebrar de esta manera, ponemos la gratitud en acción, abriendo así la puerta del pensamiento al bien, que es la consciencia de Dios.

Recientemente aprendí una lección sobre la gratitud cuando los planes para mudarme a una nueva casa cambiaron inesperadamente en el último momento. Estaba lista para irme cuando la compra fracasó dos semanas antes de Navidad, y solo tenía cuatro semanas para encontrar otro lugar donde vivir.

Mi hijo mayor y su esposa me ofrecieron generosamente un espacio en su casa. Aunque estaba muy agradecida de haber tenido esta amorosa respuesta a mi urgente necesidad, el primer día allí me sentí muy molesta y fuera de lugar. Yo había pasado de una casa espaciosa y tranquila a un apartamento diminuto en el nivel inferior de una casa más grande con un servicio regular de trenes cerca. ¡Felizmente, mi triste estado de pensamiento no duró demasiado!

Viví en ese pequeño apartamento durante siete meses y, excepto por esos primeros días, no luché con el ruido ni con el espacio reducido; siempre hubo soluciones que me permitieron superar las limitaciones. En realidad, el tiempo que pasé allí estuvo lleno de alegría, y llegué a apreciar que este arreglo me hubiera dado la libertad de trabajar en mi nueva función como maestra de la Ciencia Cristiana. Mis gastos de vida diarios se redujeron sustancialmente, lo que me ayudó a prepararme para mi próximo paso. En general, fue un período lleno de bendiciones.

Pocos días después de mudarme a esa casa, sentí la inspiración divina de sentirme agradecida. Esto no fue solo una expresión de gratitud por tener un hogar, sino una exhortación para que llegara a saber realmente que Dios nos dirige al lugar correcto. Me había estado preguntando por qué los arreglos para la otra casa a la que había planeado mudarme no habían funcionado. Me di cuenta de que tenía que estar agradecida porque Dios, que es del todo bueno, gobierna cada aspecto de nuestra vida y, por lo tanto, el bien debe estar presente.

La gratitud es el reconocimiento puro de la omnipresencia de Dios y de que Él imparte el bien libre e imparcialmente, a pesar de las percepciones humanas. Expresar gratitud es un reconocimiento consciente de la presencia de la bondad; es una actitud receptiva que abre la puerta a más bendiciones aún. La ingratitud, por otro lado, no aprecia lo que Dios ya está dando. La infelicidad, la duda y el temor pasan por alto la omnipresencia y la omnipotencia de Dios y, por lo tanto, nos impiden sentir alegría y ver las soluciones que provienen del Amor divino.

La ingratitud no aprecia lo que Dios ya está dando.

No podría haber pedido más amor de quienes habían abierto tan generosamente su hogar para acomodarme, sin embargo, sentía lástima por mí misma. Si no hubiera desafiado ese estado mental, habría seguido viendo solo limitaciones (el espacio estrecho, el ruido), en vez de la abundancia de bien a mi alcance (el uso eficiente del espacio, el tiempo y el lugar para el trabajo de curación). Cuando volví a mudarme meses después, el sitio al que me mudé resultó ser un lugar encantador, mucho mejor de lo que había planeado originalmente.

Por supuesto, es fácil dar gracias cuando todo está bien. Pero cuando los tiempos son difíciles, es muy útil tener una comprensión más profunda de que Dios —la Vida, la Verdad y el Amor— es la fuente de todo el bien. Cuando reconocemos esto por completo, podemos agradecer sinceramente incluso cuando las cosas no parecen tan favorables. Mantenernos firmes en agradecer a Dios por Sus bendiciones, independientemente de las circunstancias que estemos enfrentando, desafía la idea de que podría haber un poder para oponerse a Dios. Silencia la creencia de que puede haber cualquier otra cosa que no sea Dios, el bien, y esta reorientación del pensamiento trae ajuste y curación. ¡Admitir la verdadera fuente del bien omnipresente y expresar paz y alegría en tiempos difíciles son la definición de gratitud en acción!

Cristo Jesús dio gracias a Dios y luego alimentó a cinco mil con tan solo unos pocos panes y peces. La situación indicaba una escasez a gran escala, sin embargo, incluso después de que la multitud había comido, se recogieron muchas canastas de comida. Ciertamente, la clara percepción de Jesús del abundante amor de nuestro Padre estuvo presente antes de que esta generosa provisión se hiciera evidente para quienes lo rodeaban. Como seguidores de Jesús, somos capaces de emularlo y podemos tener menos dudas de las bendiciones divinas que ya están aquí presentes. 

Al enseñar a sus discípulos acerca de la oración eficaz, Jesús habló de la necesidad de reconocer la disposición suprema de Dios para dar el bien gratuitamente (véase Mateo 7:11). Y en el capítulo titulado “La oración” en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy escribe: “¿Estamos realmente agradecidos por el bien ya recibido? Entonces aprovecharemos las bendiciones que tenemos, y así estaremos capacitados para recibir más” (pág. 3). En esa misma página y en la siguiente, continúa explicando que la gratitud debe expresarse en acción, y que dar gracias mientras nos sentimos ingratos es hipócrita y como resultado nos sentiremos insatisfechos.

El apóstol Pablo, que no estaba seguro de si sería ejecutado o liberado mientras estaba bajo arresto domiciliario en Roma, expresó esta norma de gratitud en una carta a los filipenses: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7, NTV).

Dios es Amor infalible, inmutable, imparcial, universal y eterno. Esta comprensión sobrepasa la comprensión mortal del amor y proporciona una base sólida como una roca que nos permite permanecer impasibles ante la discordia, la limitación o la carencia. Al saber que Dios es el que da todo el bien, estamos “capacitados” para recibir una abundancia de bendiciones. Nuestra oración de gratitud fluye entonces libremente, y podemos reconocer mejor la armonía de nuestro verdadero ser como el reflejo de Dios, el bien.

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