Durante un tiempo, no comprendí del todo el concepto de Cristo Jesús como mediador, como se describe en este versículo de la Biblia: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). El concepto se hizo más claro para mí cuando asistí al recital de un renombrado pianista.
Como no sé leer música, las notas de la partitura para mí son simplemente tinta en un papel. Sin embargo, mientras escuchaba las melodías tan bellas que venían del piano, me pregunté qué estaba ocurriendo en realidad. Me di cuenta de que, en efecto, el pianista estaba actuando como mediador del compositor, dando vida a la partitura musical a través de su interpretación de tal manera que yo, y el resto del público, pudiéramos oír, disfrutar y entender la música.
La Ciencia Cristiana explica que esto es lo que hizo Jesús por cada uno de nosotros con respecto a nuestra relación con Dios. La mente humana no puede discernir y demostrar suficientemente la espiritualidad por sí sola, pero mediante la palabra y el ejemplo de Cristo Jesús, el pensamiento humano se reconcilia con lo Divino.
Así que Cristo Jesús fue el Mostrador del camino, o mediador, en el sentido de que nos reconcilió con Dios a través del Cristo, la idea espiritual que revela la verdadera naturaleza de Dios, el Amor divino, a la consciencia humana, y, por ende, la verdadera idea de todos nosotros como creación del Amor, hecha a Su imagen y semejanza. Es por medio del Cristo, nuestro vínculo con Dios, que comprendemos nuestra fuente espiritual y demostramos nuestra verdadera naturaleza espiritual de manera práctica.
Jesús hizo esto a través del amor. El Amor es la naturaleza de Dios, y se expresa de diferentes maneras —mediante compasión, bondad y honestidad— que nos ayudan a reconocer su origen divino. Otras expresiones del Amor, Dios, son la inteligencia, la justicia, la salud, la armonía, la gracia, etc. Ninguno de estos atributos de Dios puede ser percibido por los cinco sentidos físicos, pero pueden ser sentidos o reconocidos por el sentido espiritual.
A través de la palabra y el ejemplo de Cristo Jesús, el pensamiento humano se reconcilia con lo Divino.
Es importante que reconozcamos nuestra conexión con Dios por medio del Cristo. Hay muchas otras formas en que se cree que se puede hacer esta conexión con lo Divino, entre ellas, a través de cristales, piedras, drogas, planetas, antepasados, personalidades y demás. Pero la Ciencia Cristiana nos ayuda a comprender que los objetos materiales son incapaces de impartir inteligencia a nuestra consciencia, porque no tienen vida en ellos. No tienen ni validez ni poder para realizar ninguna función. La restauración mediante el Cristo, la que nos trae una percepción consciente de Dios, el Espíritu, nunca incluye la materia o la mente humana. No hay afinidad del Espíritu con la materia. Solo las cualidades similares pueden estar verdaderamente unidas.
Esta conciliación mediante el Cristo, que se produce mediante la Ciencia Cristiana, implica el reconocimiento de la inseparabilidad de una idea espiritual de su origen. Restaura a un individuo a lo que siempre ha sido y es ahora, pero había perdido temporalmente de vista.
Cuando estaba en el mundo de los negocios, una de mis carteras era la de las relaciones laborales, que envolvían muchos casos de mediación en los que los empleados no estaban contentos con su empleador o viceversa. Presidí muchas reuniones destinadas a proporcionar resoluciones. Con mucha frecuencia, me atacaron verbalmente, y se dijeron cosas que estaban destinadas a provocar una reacción violenta. A veces se hacían comentarios que no eran ciertos.
En casos como este, me parecía necesario orar por la compostura y la paz espiritual. Una oración a la que recurría con frecuencia es del Himnario de la Ciencia Cristiana: “El Cristo rasga del error el velo / y de prisión los lazos romperá” (Rosa M. Turner, N° 412). Me aferraba al hecho de que el Cristo, que está eternamente presente, se comunica con la consciencia humana, revelando la bondad y la paz de la creación infinita de Dios. Nunca reaccioné ante los comentarios crueles de quienes participaban en las reuniones, sino que mantuve la verdad de que cada uno de los presentes era receptivo al Cristo y expresaba la naturaleza a semejanza del Cristo. Esto siempre trajo armonía y unidad al diálogo. El efecto del Cristo, la Verdad, fue la reconciliación. Muchas huelgas de fábricas fueron resueltas por este reconocimiento de la presencia del Cristo.
Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribió: “Por medio de este Cristo redentor, la Verdad, somos sanados y salvados, y esto no de nosotros mismos, es el don de Dios; somos salvados de los pecados y sufrimientos de la carne, y somos los redimidos del Señor” (Mensaje a La Iglesia Madre para 1901, pág. 11). El Cristo, esta idea verdadera de Dios, manifiesta Su naturaleza de una manera que podemos reconocer y experimentar aquí y ahora. Eleva la consciencia a la comprensión total de nuestra verdadera naturaleza espiritual. Esto es la reconciliación: la restauración de la armonía a través de la revelación del Cristo de nuestra unificación con Dios, el Amor infinito.