En la Biblia, Cristo Jesús le dice a un hombre que está buscando la vida eterna “anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo” (Marcos 10:21). Siempre había pensado que este versículo es un requisito de sacrificio, pero después de perder a varios seres queridos, estas palabras se convirtieron en un regalo que me ayudó a comprender la vida eterna.
Puede ser aterrador o desalentador pensar en perder a alguien cercano a nosotros y toda la alegría, sabiduría y consuelo que brindan. Pero si buscamos consuelo en la vida de esas personas o incluso en nuestros hogares, pertenencias o cuerpos físicos, nunca es seguro.
Las palabras de Jesús me vinieron nuevamente como un estímulo para llenar mi vida con las cualidades espirituales e inquebrantables de la familia, los amigos, el hogar y el consuelo, porque esas son las cosas que permanecen con nosotros en nuestro viaje eterno.
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