Sé, Señor, que Tú me oyes.
Estoy aquí y quiero servirte.
En lugar de una vida de dolor y oscuridad,
recibo misericordia, bondad y tranquilidad.
Sé que Tú me das lo mejor,
que lo que necesito es Tu Verdad y Amor.
Con una copa llena de bendiciones,
escucho y empiezo a aprender Tus lecciones.
Pensé que siempre estaría perdida.
Pero gracias a Ti, he encontrado paz en mi vida.
Mis manos están tan llenas con Tus regalos
que ellas no pueden recibirlos todos.
Veo el camino que debo recorrer
y con humildad voy a obedecer.
Levanto mi voz con gratitud a los cielos.
Vuelvo mi rostro a Tus planes divinos.
Gracias, Dios, mi Salvador glorioso.
Alabanza sin fin a Tu nombre maravilloso.
Puedo descansar rodeado de Tu paz y favor.
Gracias, gracias, Dios, mi magnífico Señor.
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