Millones de personas han huido de sus hogares en Ucrania, y yo, como tantos otros, he estado orando fervientemente.
He estado recurriendo a la Biblia, que tiene muchas historias sobre personas que huyeron. José y María huyeron con el niño Jesús cuando temieron por su vida; Moisés huyó para esconderse después de matar a un tratante de esclavos; Jacob huyó cuando le robó la primogenitura a su hermano; otros huyeron de las sequías y el hambre o fueron expulsados por las guerras.
Ya sea por razones políticas, ambientales, de seguridad o religiosas —o incluso si es simplemente en busca de una vida mejor— la pérdida del hogar puede ser frustrante y aterradora, y cuando dicho desplazamiento ocurre a gran escala, puede presentar factores desestabilizadores, produciendo grandes cambios en las naciones a nivel mundial.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!