Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribió una vez: “... ni el formulismo ni el ultraje impidieron el proceso divino. Jesús no tuvo necesidad ni de ciclos de tiempo ni de ciclos de pensamiento a fin de madurar la aptitud para llegar a la perfección y sus posibilidades” (La unidad del bien, pág. 11). Una definición de formulismo es “rutina o procedimiento oficial caracterizado por una complejidad excesiva que da lugar a demoras o inacción”; el ultraje se define como “un acto que ofende la dignidad o el respeto propio de una persona” (merriam-webster.com).
Podemos encontrarnos con retrasos, inacción o incluso humillación cuando trabajamos para lograr determinados objetivos en la vida diaria. Pero las enseñanzas de la Ciencia Cristiana muestran que no estamos sujetos a la burocracia ni a la complejidad excesiva. Jesús encontró respuestas inmediatas a las dificultades relacionadas con la provisión, la salud y la actividad correcta frente a los farisaicos intentos de impedir el progreso y someter la actividad a complicaciones y reglas y rituales materiales.
El poder de Dios para gobernar e informar es absoluto, y el hecho de que haya un solo Dios, que es del todo bueno, asegura interacciones armoniosas, incluso ante la oposición. Esto garantiza que hasta la burocracia esté subordinada a la autoridad espiritual; ya que no puede tener una estrategia o agenda, ni un canal para difundir información errónea. Podemos saber que no hay obstrucción a la acción constante e inalterable de Dios, el Principio divino.
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