Con un sentido muy profundo de gratitud hacia Dios, por todo lo que la Christian Science ha hecho por mí, quisiera valerme de esta oportunidad para dar testimonio de cierta curación que obtuve en el año de 1923. Antes de experimentar esta curación, había leído la biografía de Sibyl Wilbur, titulada The Life of Mary Baker Eddy (La Vida de Mary Baker Eddy). Mientras la estaba leyendo, fuí sanada de una enfermedad de larga duración. Aunque no me advertí de ello hasta dos semanas después de haberme sanado, la lectura del libro me había hecho receptiva a la verdad, y poco tiempo después cuando sufrí un ataque repentino de laringitis, pedí ayuda en la Christian Science. Esta era la segunda vez que había padecido de la misma enfermedad ese invierno. Me costaba mucho trabajo hablar, a causa de la inflamación, pero al fin logré llamar a una practicista. Ella me pidió que la volviera a llamar dentro de media hora, lo que en el momento me parecía algo difícil. Sin embargo, grande fué mi alegría al encontrar que dentro de media hora, le pude hablar en voz perfectamente clara. Esta curación resultó permanente.
El día que había llamado a la practicista referente al caso de laringitis, se habían hecho todos los preparativos para ingresarme en un hospital, donde me iban a someter a una operación quirúrgica muy grave. Dos médicos eminentes habían dicho que la operación debiera practicarse el martes siguiente, sin demorar una sola hora. Esto ocurrió un sábado y después de haber hablado con la practicista, llamé al médico, pues aun antes de haber recibido mi curación, sentí un fuerte deseo de llamarlo. Con alguna dificultad, le pude hacer comprender quien era que le hablaba, y él me contestó: "Es una desgracia que esto haya ocurrido ahora. Avíseme tan pronto como los bronquios vuelvan a su estado normal, porque no se le puede administrar éter en esas condiciones." La operación nunca se realizó porque la curación instantánea de laringitis me hizo pensar de una manera distinta. Antes de llegar la mañana del lunes, me dí cuenta de que también me había curado del cáncer, aunque nada le había dicho a la practicista que estaban para operarme.
Después de curarme de laringitis y de cáncer, también fuí curada de lumbago y dolores de cabeza muy fuertes. Todas estas curaciones han sido permanentes.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!