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Debido al provecho que he sacado de los testimonios de curaciones que...

Del número de abril de 1947 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Debido al provecho que he sacado de los testimonios de curaciones que se publican en nuestros periódicos, quisiera agregar mi nombre a la extensa lista de personas que se sienten eternamente agradecidas por la Christian Science.

Deslizándome en trineo, hace como cinco años, perdí el gobierno del mismo y me caí por una pendiente casi perpendicular. No bien hube aterrizado, me dí cuenta que no me podía mover y que sufría de grandes dolores.

Tan pronto como llegué a casa, llamamos a un practicista, quien inmediatamente empezó a darme un tratamiento en la Christian Science. Un lado del cuerpo lo tenía paralizado. Varias horas después, viendo que no se notaba cambio alguno, mi esposo, que en aquel entonces poseía pocos conocimientos de la Christian Science, me pidió permiso para llamar a un médico, o por lo menos a un osteópata, para colocar mi cadera en su lugar y ajustar el espinazo a fin de aliviar la presión y quitar la parálisis, y como yo misma tenía algún miedo, consentí.

La visita del médico no mejoró la situación, sino que me trajo más temor y malos presentimientos, puesto que se negó a actuar hasta que no se hubieran tomado los rayos X. El creía que tenía rota la espalda y se lo dijo a mi esposo. Fuí llevada al hospital, donde me tomaron los rayos X. Con esto le habíamos abierto la puerta a la materia médica y ésta entró y se apoderó del caso completamente. Los rayos X demostraron que el espinazo estaba roto en dos lugares. Un molde de yeso fué aplicado, cubriéndome desde los hombros hasta las caderas. Me dijeron que tendría que usar este molde de yeso durante seis u ocho semanas, después de lo cual no me podían hacer promesa segura alguna.

El tiempo empleado en aplicarme el yeso y el dolor que sufrí, me despertaron a ver que éste no era mi lugar legítimo y que no estaba resolviendo el problema como se me había enseñado, ni en la única forma en que me habría de curar. Tan pronto como se le permitió a mi esposo verme, le expliqué el error en que habíamos caído y le dije que debiéramos cambiar de procedimientos en seguida. Supliqué que se me quitara el molde de yeso y que me llevaran a casa. A pesar de los tristes cuadros pintados por los médicos, quienes dijeron que no era justo que se arriesgaran en convertir en inválida a una persona tan joven, la voluntad de Dios se hizo. Mi esposo y yo firmamos la orden de baja para el hospital y el médico, y me llevaron a casa en una ambulancia. Había entrado en el hospital a las cuatro de la tarde y a media noche del mismo día ya estuve de regreso en mi hogar.

Durante todo este tiempo, el practicista había continuado el tratamiento de la Christian Science y, a pesar de los pronósticos del médico referentes al dolor que experimentaría, caí dormida sintiéndome bastante cómoda y dándole gracias a Dios.

Una enfermera de la Christian Science llegó al día siguiente. Al cabo de una semana ya no tuve necesidad de sus servicios, pues me fué posible valerme sola para mis necesidades, dentro de mi cuarto. Tres semanas después yo misma manejé mi automóvil en un paseo hasta el estado de Florida. A más de la curación experimentada, las largas horas que dediqué al estudio de mis libros sobre la Christian Science, me depararon un mayor entendimiento y un crecimiento espiritual que me obligan a expresar mi sincero agradecimiento.

Durante los momentos difíciles por que atravesé, me ayudó grandemente una declaración de Mrs. Eddy que se halla en su obra Retrospection and Introspection (pág. 60:3), y que aun encuentro de gran ayuda en los actuales tiempos turbulentos. Nunca hay motivo para dudar del cuidado de Dios para con Sus hijos.

Hemos tenido otras curaciones en la Christian Science, y por todas ellas agradezco a Dios de todo corazón. También estoy agradecida por haber asistido a una clase autorizada de instrucción en la Christian Science, y por todas las actividades del movimiento establecido por nuestra querida Guía.

Tengo el gusto de verificar el testimonio de mi esposa. Yo también deseo expresar mi gratitud por la curación que ella obtuvo, así como por todo lo que la Christian Science ha hecho por mí.—

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