En el reino de lo real, donde la existencia se compone de múltiples ideas de Dios, cada idea es perfecta. La idea de substancia jamás experimenta alteraciones o escasez. La idea de salud, puesto que es una idea perfecta, no admite de nada que sea capaz de experimentar cambio o desintegración. La idea del negocio, incluyendo todo lo que es real acerca de él, es una idea indestructible, cuya perfección está sostenida por el Dios omnipresente.
No pueden existir dos ideas opuestas respecto a un mismo concepto. Jamás podrían haber dos ideas contrarias respecto a la identidad del hombre. La idea de la identidad es perfecta, jamás radica en la materia, sino que existe precisamente donde la entidad y la encarnación materiales se suponen estar.
Los conceptos divinos y las ideas divinas son una misma cosa. Los conceptos de la mente mortal, así como sus falsas creencias, que pretenden tener presencia, realidad y permanencia, no alteran ni cambian el hecho de que todo lo que existe es Dios y Su idea—la manifestación de Su bondad. La bondad jamás puede ser alterada, invadida, separada ni convertida en algo menos que la bondad.
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