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La Christian Science me ha traído tan múltiples bendiciones, que ya...

Del número de abril de 1947 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science me ha traído tan múltiples bendiciones, que ya no puedo abstenerme de expresar mi gratitud por todo ello.

Muchos años antes de interesarme en la Christian Science, sufrí mucho de los ojos. Consulté a varios especialistas, que me cambiaron los lentes y me dieron tratamientos, pero que no lograron curarme. Se me dijo, además, que nunca me curaría y que, con los años, el dolor se haría cada vez peor, hasta llegar a ser insoportable. Finalmente, me decidí a investigar la Christian Science, y después de dos tratamientos me dí cuenta que había encontrado la verdad que cura. Tuve muchas pruebas de la eficacia de la Christian Science antes de efectuar la demostración completa sobre la dificultad ya aludida.

Otra curación fué la de una condición muy dolorosa del recto, de la cual había sufrido por unos cuantos años, habiéndoseme operado dos veces. Los médicos habían pronosticado que jamás me sanaría, sino que a determinados intervalos durante el resto de mi vida, debería regresar para que me practicaran nuevas operaciones. A poco de empezar el estudio de la Christian Science, la condición se presentó nuevamente, pero logré vencerla en unos cuantos días, mediante la simple lectura del libro Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), por Mary Baker Eddy. Una que otra vez la condición trató de repetirse, pero al ser desafiada por la verdad, desaparecía. Eso fué ya hace varios años atrás y no ha vuelto a aparecer.

Una noche fuí despertada por un dolor intenso en una muela y en las encías. En seguida me puse a trabajar mentalmente para percibir la irrealidad de aquella sugestión, y cuando desperté a la mañana siguiente, el dolor había desaparecido por completo y la muela estaba fija. Ya había perdido una muela en condiciones similares, como dos años atrás. En otra ocasión, después de examinarme la dentadura, el dentista me dijo que una de las muelas tendría que ser extraída inmediatamente. Al insistirle que no quería perder la muela, me dijo que si así lo deseara, me tomaría una radiografía, pero que estaba seguro de que necesitaba sacarla. Mientras revelaba la placa, me fuí a otro cuarto e hice trabajo metafísico sobre el problema. En unos cuantos minutos el dentista me llamó para que viese la radiografía y dijo que no podía entender lo sucedido, ya que después de todo la muela podría salvarse. Eso fué hace doce años y aun la conservo.

Cierto viernes, entrada la tarde, al descender unas escaleras, tropecé y caí. Un pie se me fué hacia adelante y un dedo del otro pie se enganchó en la orilla del escalón anterior, arrastrándome el pie hacia atrás, y haciendo que el peso de mi cuerpo cayera sobre él. Inmediatamente repetí la "declaración científica del ser", según aparece en la página 468 de nuestro libro de texto, y me fuí a mi cuarto. Aquella noche el dolor en el pie y en la parte inferior de la pierna fué muy intenso, pero a la mañana siguiente me sentía mucho mejor. El domingo por la mañana caminé más de tres kilómetros, y en unos cuantos días toda señal del accidente había desaparecido.

Estoy muy agradecida por la curación del dolor que me produjo la pérdida de un ser muy querido, incidente que tuvo lugar en el año de 1928.

Estas no son más que algunas de las pruebas que he tenido del tierno cuidado de Dios desde que empecé el estudio de la Christian Science, y por las cuales me siento sumamente agradecida hacia El. También siento profunda gratitud por el hecho de ser miembro de una rama de La Iglesia Madre, por la instrucción que he recibido de un maestro autorizado de la Christian Science, por los periódicos, las conferencias y las salas de lectura.

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