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"¿Dónde está, oh Muerte, tu aguijón?"

Del número de abril de 1947 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Muchos son los discípulos de la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (Pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana." que pueden dar testimonio, sin reserva alguna, de que la luz espiritual que Mary Baker Eddy ha vertido sobre las Escrituras, le ha quitado a la muerte, por lo menos, su aguijón; y ¿no será este paso el primero en la derrota completa del "postrer enemigo"? Muchas veces al Científico Cristiano se le oye decir, "¡Es un milagro, la manera en que yo he sido sostenido y consolado por la Verdad!" Otros declaran que la experiencia de ver desaparecer a un ser querido ha sido despojada del terror y del pesar, y que en su lugar se ha sentido una paz inexplicable. La angustia y la soledad han sido apaciguadas por las dulces caricias del Amor divino.

¡Cómo hubiera dado la bienvenida a la Christian Science el gran Apóstol de los Gentiles, cuyas enseñanzas acerca del Cristo siguen resonando los acordes de su poderosa declaración (I. Cor., 15:55–57), que dice: "¿Dónde está, oh Muerte, tu aguijón? ¿dónde está, oh Sepulcro, tu victoria? El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la ley; pero ¡gracias a Dios que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo!"

En la Biblia, la palabra traducida como "pecado", lleva, tanto en el hebreo como en el griego, el significado de "perder", como si habláramos de haber perdido el camino—o de haber errado el blanco—de la rectitud y el Principio. De seguro que la humanidad, andando a tientas en las tinieblas del testimonio de los sentidos materiales y tomándolas por la verdad del ser, ha estado perdiendo, durante largos años de hastío, el camino de la espiritualidad, de la armonía y de la paz genuina. Y ¿no será esto un pecado, un extravío, que se puede atribuir al sentido equivocado de la humanidad acerca de lo que constituye la ley? Se supone que los mortales aparecen humanamente por efecto de una ley de la naturaleza, así llamada. Estos mortales se desarrollan materialmente a causa de dicha ley; se maduran, envejecen y mueren en virtud del dictamen de esta ley impía.

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