Los organismos gubernamentales, los jefes de personal y diversos grupos de ciudadanos que se interesan por el bien público, están haciendo valiosos esfuerzos por encontrar la solución al problema de la falta de empleo. No obstante, este es esencialmente un problema individual que no se resolverá definitivamente hasta que cada uno de nosotros no le apliquemos la ley de Dios.
Cuando meditamos acerca de la creación de Dios, ¿será posible, aun no siendo discípulos de la Christian Science, imaginarnos que nuestro Padre-Madre Dios, que todo lo sabe, creó al hombre sin tener para él un plan bien definido? ¿Acaso Dios separaría al hombre de este plan, dejándole en la ociosidad, sin ocupación, sostén ni protección? ¡Jamás podría ser así! Toda la creación de Dios se manifiesta a base de un desenvolvimiento ordenado. En la página 475 de Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), Mary Baker Eddy ha escrito: "El hombre es idea, la imagen del Amor." Y luego agrega: "Es la idea compuesta de Dios, incluyendo todas las ideas correctas." El hombre fué creado para honorar y glorificar a Dios, y a fin de expresar Sus cualidades de acuerdo con Sus leyes.
Dios, nuestro amoroso Padre-Madre, es el único creador. El hizo todo lo que fué hecho; creó al hombre a Su imagen y semejanza y le dió dominio sobre toda la tierra. Dios necesita al hombre para expresarse a Sí mismo. Siendo la imagen y semejanza de Dios, el hombre es del todo perfecto. Todas y cada una de las ideas de Dios son necesarias y útiles, creadas para un determinado objeto y esenciales a Sus excelentísimos propósitos. Cada uno de nosotros tiene un trabajo definido que hacer, y "la obra de cada cual será puesta de manifiesto." Esta verdad ofrece consuelo y ayuda en estos tiempos de transición, en que se siente tanto temor acerca del porvenir de los soldados que regresan de la guerra. No obstante lo que la mente mortal diga referente a los tiempos y lugares, las circunstancias o condiciones, el hombre en realidad jamás puede estar sin empleo, porque siempre se halla expresando a Dios, el bien. No hay más que un negocio, o sea el negocio del Padre, y este consiste en la actividad del bien que expresa y refleja el hombre.
Por lo tanto, el hombre es creado, establecido, mantenido, bendecido, gobernado y protegido por Dios. El hombre individual es colocado por el Alma; es una idea espiritual que, habitando en la Mente y viéndose gobernado por la Mente, se encuentra establecido para siempre bajo el Principio que le guía a la vez que le dirige, reflejando Vida eterna, gobernado por la Verdad, y protegido por el Amor. El hombre siempre ha estado, lo está ahora y siempre estará en su lugar legítimo, pues el poder infinito y eterno, que es Dios, así lo mantiene. Esta gloriosa y bendita verdad se manifiesta aquí y ahora mismo, y la demostraremos tan pronto como comprendamos que el hombre vive aunado con su tierno Padre-Madre Dios; tan pronto como reconozcamos que el hombre está continuamente unido a todo lo bueno, gozando de la misma perfección e integridad, de alegría, satisfacción y paz, y hallándose siempre en condiciones favorables para la realización de sus propósitos.
El hombre ocupa su legítimo lugar en los negocios de su Padre. Refleja y expresa la habilidad que le ha dado Dios, aun las capacidades infinitas que Dios le ha conferido. Refleja asimismo todas las cualidades y atributos de Dios, de la Mente, y de ahí que manifiesta sabiduría suprema, inteligencia divina, comprensión perfecta. Gobernado por la Mente, el Principio, el hombre no puede menos de ser divinamente guiado y dirigido, y la ley de Dios lo gobierna tanto a él como a sus negocios. Bendecido está en todo lo que hace y se propone hacer, y por toda la eternidad los designios de Dios se cumplen en él.
Dios, que es Amor, proteje y conserva al hombre que El mismo ha creado. El hombre, al expresar a Dios, habita en la atmósfera del Amor divino, pues vive, se mueve y tiene su ser en el Dios infinito. El poder y la fuerza, la energía y la ley, el amor y la inteligencia que manifiesta el hombre, lo mantiene para siempre fuera del alcance de los intentos de la mente mortal. Sólo hay una Mente, la Mente que es Dios, y esta Mente del toda buena y todopoderosa gobierna al hombre y cuanto le concierna. Dios comprende a esta criatura de Su creación. El hombre se conoce a sí mismo y no puede ser conocido sino tal como Dios le conoce. Por lo tanto es cariñoso, amable y querido. En Science and Health (pág. 571) leemos: "Revestido con la panoplia del Amor, el odio humano no podrá alcanzarte." Entonces dejemos que "se amotinen las naciones" y que los pueblos mediten "vanos proyectos." El mal puede pretender a descorazonarnos, pero tan pronto como reconozcamos la verdad, el mal perderá su poder. No puede extraviar ni desalojar al hombre, y no puede impedir que él ocupe el lugar que Dios le tiene preparado.