Con el corazón rebosando de gratitud, ofrezco este testimonio del todo-poder de la Ciencia divina. “El verdadero entendimiento de Dios es espiritual. Arrebata la victoria al sepulcro”, declara Mary Baker Eddy en la página 275 de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”. ¡Cuán ciertas son estas palabras!
Desde la edad de veinte años yo venía sufriendo de males del estómago. Había consultado a muchos médicos y tomado innumerables medicinas, algunas de las cuales me aliviaban temporalmente. También tuve que seguir ciertas dietas, las cuales a veces daban resultados, que a su vez eran temporales. Cuando tenía cerca de sesenta años sufría en tal forma que decidí hacerme tomar una radiografía. Esta reveló una úlcera. Me prescribieron una nueva dieta y una serie de inyecciones. “Si esto no le proporciona alivio”, dijo el radiólogo, “no me quedará otro remedio que operarla.” Durante más o menos dieciocho meses mi estado pareció mejorar, pero luego empeoraba. Completamente agotada, me vi obligada a guardar cama. Me sentía muy desdichada, y la carga que había llevado toda la vida y que me había robado la felicidad y hecho de mí una persona de muy mal genio, ahora amenazaba abatirme.
Dos años antes de esto mi hija había sido guiada a la Christian Science, y casi todos los días ella me decía: “¿Por qué no pruebas la Christian Science? Ya verás cuanto mejor te sentirás.” Pero yo no podía creer en algo que fuera tan maravilloso pues me parecía imposible que existiera tal remedio, así es que seguí sufriendo. Al fin, cuando ya no pude resistir más, permití que me llevaran a ver a una practicista. En menos de tres semanas el trabajo de la practicista venció aquel mal, del cual había sufrido durante veinte años. No tengo palabras con que expresar mi asombro y mi infinita gratitud. Pasó mucho tiempo antes de que yo preguntara cómo se había llevado a cabo la curación. Pero durante los últimos siete años me he dedicado al estudio del libro de texto, Ciencia y Salud, y he comprendido que la practicista realmente siguió el consejo que nos da nuestra noble Guía, Mrs. Eddy, en la página 393 de Ciencia y Salud: “Levantaos en la fuerza del Espíritu para resistir todo lo que sea desemejante al bien.”
