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La hora de espera

Del número de julio de 1950 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando uno acepta la Verdad y la alberga en su consciencia, un cambio radical se produce en su pensamiento. Cristo Jesús comparó esta transformación con el efecto de la levadura que, al colocarse en la amasadera, cambia las propiedades de la harina de manera que ésta se hace liviana y agradable al paladar.

El estudiante de la Christian Science pronto se da cuenta de que a medida que se dedica sinceramente al estudio de la Biblia y el libro de texto de la Christian Science, se va produciendo un cambio en su manera de pensar. Mary Baker Eddy escribe: “El efecto de esta Ciencia es incitar la mente humana a un cambio de base, sobre la cual pueda ceder a la armonía de la Mente divina” (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 162). A medida que el Científico Cristiano progresa en el estudio y la práctica de esta Ciencia, sus fines y ocupaciones se inclinan menos hacia la adquisición de lo material. Se dedica a dar, más bien que a recibir. El yo se subordina al servicio desinteresado. El deseo de ayudar a la humanidad se hace cada vez más fuerte, y la voz de la ambición personal es acallada. En su obra Miscellaneous Writings (pág. 204), Mrs. Eddy dice: “Mediante el aumento en espiritualidad, Dios, el Principio divino de la Christian Science, gobierna literalmente los propósitos, la ambición y los actos del Científico Cristiano.”

Puede que haya ocasiones en que el cambio interior producido por la acción de la Christian Science no se note inmediatamente. Sin embargo, una vez que el estudiante se dedica en serio a progresar hacia el Espíritu, nada excepto el obrar mal puede estorbar su progreso o impedir que él recoga los frutos de la redención espiritual. No es sabio juzgar las cosas según las apariencias. Más importante es la convicción y comprensión íntimas de lo que está haciendo Dios mediante la influencia transformadora de la Christian Science — la levadura “que tomó una mujer y la encubrió en tres medidas de harina, hasta que el todo se leudó” (Mateo, 13:33). Si la omniacción de la Verdad es comprendida, su efecto visible se manifestará en la curación.

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