Muchas han sido las pruebas que he experimentado del amor, la dirección y la protección de Dios, al aplicar las reglas de la Christian Science, tal como nos las enseñó Mary Baker Eddy. Me siento muy agradecida por cada una de ellas y agradezco en especial a Mrs. Eddy por haber dado al mundo esta maravillosa religión.
Hace algunos años de esto yo estaba enseñando en una escuela situada en un pueblo donde no había ni iglesia ni sociedad de la Christian Science. Cuando acepté este puesto me había parecido muy conveniente, ya que era necesario para mí estar en esa localidad. Sin embargo, en el mes de enero me dí cuenta de que éste no era ya mi lugar y que debía dar los pasos necesarios para hallar el que me correspondía. Mi contrato no me permitía hacer ningún cambio hasta el mes de junio, por terminar entonces el año escolar, así es que yo tenía tiempo suficiente para trabajar hacia la meta que me había fijado.
En la “Oración vespertina de la madre” por Mrs. Eddy (Himno, n.º 207), leemos:
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