Hace algunos años me interesaba mucho por la apicultura. Poseía un pequeño colmenar, y una vez al año el inspector provincial venía a inspeccionar las colmenas por si hubiera una enfermedad que se suponía ser infecciosa y contagiosa. Yo me ofrecía en cada oportunidad para acompañarlo en su búsqueda de la supuesta enfermedad, y solía descubrirla muy rápidamente. Desde que me interesé por la Christian Science mi punto de vista ha cambiado por completo. Alguien me dijo: “¿Por qué no buscar la perfección en vez de la enfermedad?” Desde entonces ya no trato de buscar la imperfección y por consiguiente no he hallado ninguna anormalidad en mi colmenar. Ahora me dedico a buscar el bien y ciertamente lo hallo. En Ciencia y Salud (pág. 239), Mrs. Eddy dice: “La Mente perfecta emite perfección, pues Dios es la Mente.”
Entre las muchas bendiciones que han sido mías, he experimentado curaciones de una hernia, de una fractura a un dedo del pie, y del deseo de fumar; y, gracias a mi comprensión de la Christian Science, estoy continuamente teniendo pruebas de la protección divina.
Estoy agradecido por el privilegio de ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, y por haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science. A la verdad que estoy humildemente agradecido a Dios por la Christian Science.—Vancouver, Columbia Británica, Canadá.
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