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La benéfica influencia de la gracia

Del número de julio de 1950 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La palabra gracia denota una belleza y espiritualidad tal que, al igual que el término Alma, a menudo parece trascender toda definición material. Que la gracia es una cualidad esencial en nuestra vida y que tiene un poder universal para satisfacer y suplir la necesidad humana, se percibe claramente cuando meditamos sobre el versículo del padrenuestro que dice (Mateo, 6:11): “Danos hoy nuestro pan de cada día.” Con profunda intuición espiritual, Mary Baker Eddy percibió que la alimentación del corazón hambriento es tan esencial para el diario bienestar como la nutrición del cuerpo. Ella también sabía que la consciencia espiritualmente satisfecha seguramente se manifestaría en la provisión de todo lo esencial. Es así como en su libro de texto “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 17), ella interpreta el citado versículo como sigue: “Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos.”

La palabra “gracia” es usada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Describe de manera especial la espiritualidad que enseñó el Maestro, y es Pablo quien la emplea más comúnmente en sus epístolas. Así es como en un momento de extrema necesidad el apóstol recibió, cual bendición sanadora, este mensaje angelical (II. Cor., 12:9): “Bástate mi gracia; pues que mi poder se perfecciona en tu flaqueza.” Repetidamente cuando escribía a sus hermanos, los cristianos, solía saludarles con estas palabras: “Gracia a vosotros y paz, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”

En el primer capítulo del Evangelio de San Juan leemos (Juan, 1:14, 16): “Y el Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. ... Y de su plenitud nosotros todos hemos recibido, y gracia por gracia.” Aquí se indica claramente la gloria incorpórea del Principio infinito y de la idea infinita (“del Unigénito del Padre”), el Ser único y la plenitud de su ilimitable expresión en la reflexión múltiple, o en “gracia por gracia.”

Mrs. Eddy nos da dos notables definiciones de la palabra gracia. En su Mensaje a La Iglesia Madre, titulado Christian Science versus Pantheism, ella describe la suprema eficacia sanadora y regeneradora de la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”. en casos de enfermedad aguda, crónica, orgánica o funcional, y en casos extremos de intemperancia e inmoralidad. En resumen ella dice (pág. 10): “Todo esto se logra mediante la gracia de Dios,— el efecto de Dios comprendido.”

En su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, nuestra Guía se refiere a “la tierna gracia de la comprensión espiritual, ese amor que, unido a la santidad, sana y salva.” Citemos más bien el párrafo entero (pág. 206): “Los lazos filosóficos que tratarían de unir la materia muerta con lo animado, el Espíritu con la materia y con los medios materiales, la oración con el poder y la vanidad de la posición que se ocupa, obstruyen el influjo divino y pierden la Ciencia,— pierden el Principio de la metafísica divina y la tierna gracia de la comprensión espiritual, ese amor que, unido a la santidad, sana y salva.” Es así como ella demuestra la imposibilidad de unir el Espíritu con la materia, de mezclar el poder espiritual con los medios materiales, de utilizar la oración como medio para ganar el prestigio material; y enseña el supremo poder del Principio y la tierna irresistibilidad de la gracia.

Pensar de la gracia simplemente como una bendición divina conferida a los mortales y de uno mismo como el beneficiario humano, es perder el significado de lo que es la gracia. Así como el Alma es sinónimo de Dios, la gracia es sinónimo de la comprensión espiritual. Al definir a Dios como Alma, la Christian Science explica la naturaleza de la consciencia pura, que por siempre se expresa a sí misma en castidad, armonía, paz, inmortalidad. Al definir la comprensión espiritual como gracia, pone énfasis sobre el amor, la satisfacción, belleza, santidad y tierna persuasión del entendimiento que imparte el Espíritu.

La gracia es inseparable del Alma. A medida que comprendamos lo que significa el Alma, nos será posible definir lo que es la gracia. Todo lo que refleja el Alma expresa gracia. La gracia es independiente de la materia o la corporeidad. No se experimenta ni se siente a través de los sentidos físicos. La misma raíz del significado de la palabra la une con el amor. La reflexión por el Alma de su propia hermosura es la gracia. El perdón divino del pecado, que destruye el pecado y llena el aparente vacío con la comprensión, es la gracia que El otorga, revelando la inmaculada pureza del Alma en su infinita expresión. La felicidad del Alma, reflejándose a sí misma en la paz de la consciencia espiritual, es la gracia. No se trata de una persona humana que siente la benéfica influencia divina sino que es el Alma que se refleja a sí misma en un consciente reconocimiento de su propia belleza, armonía, perfección y santidad — el Alma que por siempre constituye su propia evidencia celestial.

La gracia —“el efecto de Dios comprendido”— como el rocío matutino o el suave chaparrón, transforma la experiencia humana. Brilla en la radiante luz del Alma, abarca los horizontes del pensamiento con un arco de promesa, el cumplimiento actual del bien; pone fin a la helada noche del materialismo, despertando canciones de gratitud e himnos de alabanza; riega la tierra reseca de la esperanza abandonada, extirpa el añublo de las desavenencias, restaura los ideales destrozados, da reposo al fatigado, fuerzas al débil, salud al enfermo — y en lo más íntimo del corazón de la humanidad repite la eterna promesa: “Bástate mi gracia.”

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