Con gratitud y humildad vengo a ofrecer este testimonio de mis curaciones que agradezco más de lo que las palabras pueden expresar. Yo debo mi vida a la Christian Science y confieso que amo a su Fundadora y Descubridora, Mary Baker Eddy.
Hace ya más de treinta y seis años que experimenté mi primera curación por la Christian Science. Esta curación ocurrió en una casa de asistencia en la que conocí a un caballero que me dió unos folletos de la Christian Science que yo puse en mi librero. Esa noche me sentí presa de un temor que me hacía sudar. Como no podía dormir, me levanté a buscar algo que leer y mi mano topó con los folletos de la Ciencia. Tomé uno y leí sólo tres párrafos. Sané instantáneamente.
Antes de esa curación yo no creía en Dios. La Biblia era para mí sólo un buen libro de historia lleno de cuentos buenos. Hoy es un libro abierto o entendido, y las curaciones que antes llamaba cuentos hoy sé que eran demostraciónes del poder espiritual, exitos basados en el Principio divino. Hoy tengo una religión práctica, algo para qué vivir con gozo y felicidad.
Mi segunda curación de primera importancia fué de una enfermedad cardíaca que me hizo guardar cama más de un mes. Pera entonces los símtomas físicos habían decrecido pero mi temor me quedaba muy intenso. Yo sabía que había sólo un modo de disipar el temor: el de la Christian Science. Con la ayuda de un amigo querido, se desvaneció mi temor y los síntomas de la enfermedad del corazón cesaron por completo. Poco después volví a concurrir a la iglesia y me felicitaron por mi buen semblante. Hoy puedo subir un cerro si es necesario, y juego golf lanzando la pelota con el vigor de quien tuviera veintitantos años.
Termino dando gracias a Dios por nuestra amada Guía, Mrs. Eddy, a cuya revelación atribuyo mis curaciones.— Spokane, Washington, E.U.A.
 
    
