Deseo expresar mi profunda gratitud a Dios por todas las bendiciones que he recibido mediante la Christian Science.
Hace unos quince años que yo era casi ciego. Un doctor del hospital en que yo estaba me dijo: “Lo siento mucho, pero no hay esperanza para usted; se va a quedar ciego.” Yo regresé a casa muy desanimado. Mi esposa había oído hablar de la Christian Science a una amiga suya, y aunque ni ella ni yo sabíamos nada de esta Ciencia, fuimos a una Iglesia Científica de Cristo. Después del servicio fuimos presentados a una practicista. El resultado de una conversación que tuve con esa practicista fué la honda tranquilidad que yo sentía, y mi vista comenzó a mejorar inmediatamente. Con la ayuda metafísica que ella siguió prestándome, sané por completo en mes y medio, más o menos. Nunca en mi vida me había sentido tan enaltecído. Mi hallazgo de la Christian Science ha sido la mayor bendición que he experimentado.
Desde entonces he tenido muchas otras curaciones incluso la de envenenamiento de la sangre causado por alimento putrefacto y una enfermedad de la vejiga. Recientemente me atacó la gripe. Solicité tratamiento en ausencia y en una media hora sané completamente. Esto fué una maravilla para mí.
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