Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Hace unos veinticinco años que, cuando sufría...

Del número de octubre de 1955 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace unos veinticinco años que, cuando sufría de grave debilidad corporal y angustia mental, la Christian Science vino en mi auxilio y me curó. Mi niño que había nacido tres meses antes tuvo que ser operado y se me pronosticaba que no podría vivir para crecer. Una amiga bondadosa trajo a un practicista a que viera a mi nene — eso marcó el principio de mi libramiento de muchas dificultades. Mi hijo es hoy un joven que goza de buena salud y felicidad, disfrutando de su vida y de su entrenamiento para recibirse de arquitecto y aprovechando en la práctica lo que aprendió de Científicos Cristianos devotos en la Escuela Dominical.

Cuando pequeñuelo, tuvo una curación instantánea de carácter quirúrgico. Mi trabajo profesional hizo necesario que me ausentara de la casa por una semana. A mi regreso encontré que en toda esa semana él no pudo tocar el suelo pisando con uno de sus pies. Uno de mis allegados había llamado a un doctor que quedó de venir al día siguiente para llevarse al niño al hospital a radiografiar su pie y a colocarlo en una enyesadura. Telefoneé a un practicista que vivía en una ciudad a unos ciento sesenta kilómetros de allí y después de tres minutos de conversación con él me prometió encargarse del caso. El resultado fué una curación instantánea. Cuando volvió el doctor al día siguiente el niño andaba correteando y brindando; el doctor no podía entender lo que veía.

Este hijo mío se ha curado muchas veces mediante la Christian Science; otras muchas veces me ha ayudado a curarme. Como su hermano mayor, este hijo se educó demostrando que la inteligencia y la provisión están siempre presentes. Gracias a su comprensión de la Mente divina han salido aprobados con altas calificaciones en todos sus exámenes granjeándose una reputación de brillantez intelectual y de confiabilidad.

Mi primera curación fué de una afección cardíaca; ocurrió en forma tan natural que no me dí cuenta de ella sino meses después. Mi curación siguiente fué de laringitis crónica, afectándome tanto en la primavera como en el invierno. Mi sensación de alivio ha sido admirable, pues ahora puedo salir esté como estuviere el tiempo, y en toda estación sin temor de malos efectos. He sanado de un tobillo torcido, de influenza, de timidez y de carestía de recursos. Hace cosa de ocho años batallé mucho con una prostración nerviosa, pero gracias al cuidado solícito de una hermana y de mis hijos que la hicieron de enfermeros y al servicio fiel de una practicista, recobré mi salud parcialmente en tres semanas y por completo en dos meses.

El hecho de ser miembro de La Iglesia Madre me ha servido de ancla y protección y ahora ya tengo el privilegio de pertenecer también a una iglesia filial. Hace varios años tuve el inmenso gozo de recibir instrucción facultativa en la Ciencia. Por insistir en recibirla, perdí mi empleo. Poco después se me ofreció trabajo temporal que me duró mientras fué necesario. Me hallé en constante expectativa del bien, una comprensión clara de la irrealidad del mal y una convicción de que en la siempre presencia de Dios el hombre es rico y vive perennemente tranquilo en la Mente. El reconocimiento de esta verdad me resolvió un problema de carencia pecuniaria y otro de cierto parentesco discordante que había persistido así por diecinueve años.

De todas veras puedo dar testimonio de que la Christian Science me ha impartido una salud duradera, felicidad, hogar, provisión y compañia congenial. Mi hijo mayor es hoy un ingeniero titulado que ocupa un puesto interesante y el menor se prepara en la carrera que escogió. Los tres estamos profundamente agradecidos a Mrs. Eddy cuyos esfuerzos nos han traído una comprensión de que el Cristo que cura está siempre presente y de que la voluntad de Dios es toda bondad y omnipotencia. Así me ha probado la instrucción facultativa ser mi mayor gozo y mi mejor inversión, y no hay palabras capaces de expresar debidamente mi profunda gratitud a Dios.—

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1955

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.