El progreso individual del Científico Cristiano y el de su iglesia local son inseparables del cumplimiento de su deber para con la humanidad entera, según recalcaron los que tomaron parte en esta junta.
Hablaron de la necesidad imperiosa de despertar más aún a la misión curativa universal que corresponde a la Christian Science, habiendo sido el tema de la junta “Nuestro Deber para con la Humanidad.” Los oradores fueron el Presidente James Harry McReynolds, de Dallas, Texas; Mrs. Grace Banks Sammons, de Chicago, Illinois; Herbert E. Rieke, de Indianápolis, Indiana; Mrs. Gertrude Morris Verrall, de la ciudad de Nueva York, y Ralph B. Scholfield, de Londres, Inglaterra.
La nota tónica de la junta era la parábola del Buen Samaritano que se allegó a su hermano herido y necesitado y lo atendió con amor que reflejaba del Amor divino. Los oradores hicieron hincapié en la oportunidad que tenemos de hacer lo mismo dentro y fuera de la iglesia. Indicaron los medios prácticos con que contamos para compartir el bien inconmensurable que hemos recibido individualmente mediante la Christian Science, mencionando ejemplos del ímpetu creciente que tales pasos han aportado a la Causa de esta Ciencia.
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